Han transcurrido casi 43 años después de aprobarse la Constitución de 1978 y tres más del fallecimiento del dictador por causas naturales (la bilis del odio del 27 de septiembre) y los últimos fusilamientos firmados por él 54 días antes de su óbito. La mayoría de la población española no conoce quién fue Franco realmente. Para los más jóvenes es algo de la guerra, nada se ha hablado de él salvo en determinados círculos. Los libros de texto están editados de forma que fue un héroe, sin profundizar lo que supuso sus 40 años de mando supremo en España. Los jóvenes saben más de la Segunda Guerra Mundial que de nuestra historia más reciente, todo ello con la aquiescencia del PSOE, que no ha querido entrar en ese asunto durante los últimos 43 años. Ahí están ahora aquellos dirigentes del PSOE y muchos de los actuales, unos enriquecidos y otros babeando por las puertas giratorias. Esperemos que el actual PSOE, junto a los partidos que le apoyan, dé ese paso para que el mayor genocida de nuestra historia no se convierta en el ratoncito Pérez de los carcas desdentados y sus acólitos deseosos de obtener parte del latrocinio y prebendas de los que están cayendo por edad.