Velimir Perasovic era ayer la viva imagen de la desolación, tras una derrota que calificaba de «muy dura por los últimos dos cuartos». «No hemos sido capaces de volver a la igualdad tras romperse el partido», manifestata el técnico croata, que comparecía en sala de prensa con un semblante de honda preocupación. «No hemos sido capaces de reaccionar de forma positiva, parecía que estábamos atemorizados», comentaba Perasovic. Aunque no quería mostrarse excesivamente pesimista y recordaba que la temporada «es muy larga», sí admitía que el equipo necesita dejar atrás sus altibajos y reaccionar ya. «Nunca hemos sido un equipo que abandona, a ver si podemos cambiar, porque estamos siempre a remolque», comentaba, para reconocer: «el equipo no está bien , pero no es bueno excusarse en los jugadores que faltan», en referencia a las lesiones de Sam Van Rossom y de Romain Sato.

El contraste a Perasovic lo ofrecía un Joan Plaza muy feliz tras la victoria en Valencia. Sin perder la compostura y sin lanzar las campanas al vuelo, pero el técnico catalán celebró el triunfo en una pista tan complicada como la Fonteta. «Hacía seis años que no se ganaba aquí, da idea de la dificultad de ganar en la Fonteta, no sólo para el Unicaja sino para el resto de equipo». Quien no ocultaba su preocupación era el presidente del Valencia Basket, Vicente Solà, que llegó a entrar a los vestuarios tras la derrota, pero no quiso hacer declaraciones. Los jugadores eran los primeros en reconocer, instantes después del choque, que les había faltado fluidez en ataque y mejor defensa. «No hemos estado bien, no podemos negarlo», manifestaba Guillem Vives. «A ver si logramos recuperarnos porque el viernes tenemos otro partido importante en casa en Euroliga», apuntaba.