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La obligación ineludible de la victoria

La obligación ineludible de la victoria

el Llevant podría tener dos puntos más en la tabla, los que Nano se dejó en la Rosaleda, tras un mano a mano con Roberto, en el último suspiro del partido de la primera vuelta que acabó 0-0. Nano, hoy en el Sporting (líder de Segunda con Mariño y Rubén García en el once), es un símbolo de la errática planificación deportiva, uno de los factores decisivos -sobre todo por la tozudería en mantener a Muñiz- para que el Llevant tenga hoy ante sí una situación límite que le obliga, sí o sí, a devolver la pelota al Málaga (¡cómo de caprichoso es el destino!), después que los andaluces enviaran al infierno a los granotes hace dos campañas, con la inestimable colaboración de Vicandi (ya un Ferrete más de nuestra historia), que lloró y pidió perdón al levantinismo tras anular el 1-2 legal que daba vidilla al equipo, en aquel momento, dirigido por Rubi.

El levantinismo, tras el engañoso 3-0 del Wanda, ha hecho todas las cábalas posibles. Era conocido que el Atlético es rocoso y se muestra intratable, pero el Llevant tuvo sus opciones. Morales, que cada día se muestra más como el «gola» de patio de colegio que todos conocimos en la infancia, desaprovechó algunas, por no levantar la cabeza, como ya sucedió ante Las Palmas. La candidez ofensiva del domingo podría ser letal hoy. Las asistencias, por contra, de un Morales más generoso deben ser decisivas. El resto de esperanzas se fueron al garete con la fragilidad defensiva en el primer y el tercer tanto colchoneros. Del análisis de lo sucedido en Madrid surge, además, otro temor: los errores que el Llevant cometió en pases fáciles, algo insólito desde que López pilota la nave. Pese a todo se ofreció una imagen digna y el resultado fue abultado en exceso.

Ante el Málaga hay que recuperar la mejor versión de la era López, la de la segunda parte en Getafe y la de Girona. Hay que vaciarse sobre el césped, recuperar la contundencia en defensa, controlar el tempo del partido con el balón en los pies y generar ocasiones. Con ello y el apoyo de la grada debería sobrar para dar la puntilla -sin acritud- a un Málaga deprimido, a 14 puntos de la salvación.

El triunfo hoy representa la permanencia virtual: obliga al Deportivo, aunque el Llevant perdiera sus próximos cinco partidos (San Mamés, Sevilla, Butarque, Barça, Balaídos), a ganar tres (de Butarque, Barça, Balaídos, Villarreal, Mestalla) para superarle. Y en todo caso, en el hipotético caso en que los gallegos vencieran en los cinco duelos, el Llevant con seis puntos seguiría en Primera. Todo ello siempre que el golaveraje (+13 para los blaugrana) no sufra un vuelco inverosímil. Hoy es de nuevo una final decisiva, como ante Las Palmas, provocada por los cuatro puntos que el Dépor ha sumado ante Athletic y Sevilla. Ganar permitiría al Llevant tener a tiro de piedra la salvación matemática en breve. Tan pronto como la semana que viene, si los coruñeses perdieran en Leganés el viernes, por ejemplo. Ganar hoy, de hecho, es una obligación ineludible.

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