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López, un futuro por conquistar

López, un futuro por conquistar

Los mortales -no como Salva Regües, Tony Contell (o Rafa Lahuerta, desde aquella orilla de la acequia)- necesitamos que un partido de fútbol tenga clímax emocionales realmente singulares para retenerlos en la memoria durante años, décadas incluso. Regües recordaba, por ejemplo, que Cayetano Ré decantó la balanza para los «culés» a falta de seis minutos, en aquel Llevant-Barça de Vallejo (1963-64). Fue el tercero de sus goles en una tarde promiscua que dejó en el marcador un 4-5 electrizante. El público se marchó del coliseo que fue casa del Gimnàstic entre 1923 y 1939 con las piernas temblando, tan jodido con la derrota como estupefacto por el espectáculo. El autor de Memorias de un granota lo recreaba como si el partido se hubiese disputado dos semanas atrás. Y hacía medio siglo.

Medio siglo justo se cumple mañana sábado desde que Vallejo fue escenario de su último partido de Liga, un episodio de infortunio y tristeza muy propio del levantinismo, que dio con sus huesos en Tercera y que, además, con su victoria ante el Tenerife (1-0) salvó del descenso al Mestalla, por si la tarde podía ser aún más dolorosa. Hoy el Llevant UD puede arrojar la enésima capa de barniz sobre su historia, hundir más aún el yunque de la adversidad en el fondo del puerto y seguir conquistando el futuro con la permanencia, tres jornadas antes de acabar la liga, algo difícil de creer para quien no haya visto la transformación copernicana de este equipo bajo la batuta de Paco López.

Los mortales no olvidaremos el merecidísimo 1-3 de San Mamés. La primera falta de Bardhi fue un ejercicio de precisión y potencia inverosímil, desde un ángulo imposible. Pero la segunda, dos minutos después, representó una auténtica vacilada a las estadísticas del fútbol mundial. Confieso que recorrí el pasillo de casa con las manos en la cabeza y acabé arremolinado sobre el césped de La Catedral, junto al resto de la expedición granota. La guinda la puso Morales, cabeza gacha y caracol a cuestas. Roger aún espera su asistencia solo y a puerta vacía. Pero después de 70 metros de eslalon, el madrileño buscó la gloria para él, a trompicones, la consiguió y nos hizo estallar a todos. Otro gol inolvidable, incluso para mortales, como aquel del 2-1 al Valencia. Fue el colofón. Con anterioridad todo el equipo batalló, liderado por un Lerma superlativo, y demostró que estaba llamado a cotas más altas que una permanencia agónica.

Hoy es noche para refrendar esta espectacular reacción, reconciliarse con una hinchada irritada durante muchos momentos del curso y sellar la salvación. El triunfo representaría, además, el espaldarazo definitivo al trabajo de Paco López, el gran artífice del éxito. El técnico valenciano y levantino merece el reconocimiento de todos y, sobre todo, su continuidad y la confianza plena para iniciar el lunes el proyecto del Llevant 2018-19, en vísperas del 110 aniversario del club decano del fútbol valenciano. La reacción de «su» Llevant es otro de esos momentos orgásmicos de nuestra historia que ni siquiera los mortales olvidaremos.

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