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La pandemia no frena la despoblación

Benagéber es el municipio donde más cae su censo, un -6 %, muy por encima de la media comarcal del -1,3 %

Vista general de Chelva, la capital de La Serranía, que crece en población durante 2020. | FERNANDO BUSTAMANTE

La pandemia desempolvó una idea que llevaba años completamente olvidada: volver al pueblo a vivir. El confinamiento domiciliario decretado en marzo evidenció la drástica diferencia en la calidad de vida, en el tamaño de las viviendas y en la proximidad al entorno natural. Por eso, todo indicaba que los pueblos podrían volver a ver crecer sus padrones, pero no todavía. Así se refleja en los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) que ha publicado relativos a la demografía en 2020: tanto en La Serranía como en el Rincón de Ademuz, la caída demográfica sigue su curso a excepción de dos municipios, Chelva y Tuéjar, que ven crecer su censo notablemente desde 2019.

El descenso generalizado en el padrón de las dos comarcas supone un -1,3 % en 2020, un dato que, pese a no ser muy elevado, debe ponerse en contexto: se trata de municipios con una media de población de 600 personas.

Así, de las 21 localidades consultadas, es Benagéber la que más bajas sufrió en 2020, con un -6 %, 12 personas que desaparecieron del padrón de esta pequeña localidad serrana. Así, en 2020 tienen 180 habitantes censados, muy por debajo de los 217 habitantes que tenía hace solo 5 años.

Detrás de Benagéber, el municipio que más ve descender su padrón es Aras de los Olmos, con un -5,7% de residentes o, lo que es lo mismo, 22 personas menos entre 2019 y 2020. En Vallanca, la caída fue de un -4,3 % con 6 personas menos.

La situación más grave se mantiene en la Puebla de San Miguel, con 61 residentes censados, uno menos que en 2019, seguido por Casas Altas (131 censados) y Vallanca (133).

En el lado contrario, los datos del INE dan cierta esperanza a Chelva y Tuéjar, dos municipios serranos grandes, por encima del millar de habitantes cada uno, que han visto cómo sus censos crecían tras la pandemia. Y sí, ha sido la covid-19 la que ha «roto todos los esquemas», como reconoce Carlos Tarazón, concejal de Turismo y Relaciones Comarcales de Tuéjar, quien confirma la tendencia al alza en su población de gente que ha decidido mudarse allí. Los perfiles son variados, ya que «pueden ser mayores que estaban a caballo entre Tuéjar y su residencia habitual, normalmente en el área metropolitana de València, y gente joven que ha venido a probar, no solo del pueblo, si no personas que no tenían antes relación con nosotros», señala Tarazón. En su caso son 20 los nuevos habitantes censados, pasando de 1.116 residentes en 2019 a los 1.137 de 2020. Sin embargo, Tarazón también apunta a una de las reservas que ofrece los datos del INE porque «es difícil valorar bien con el padrón cómo ha evolucionado porque nunca sabes dónde esta registrada la gente». «El padrón es una orientación, pero hilar fino es difícil», concluye.

Seis nuevos nacimientos

Mientras, en Chelva, capital de La Serranía, el incremento de población se ha materializado en 42 personas más en 2020. Se ha pasado de 1.489 residentes a 1.531 vecinos. Fuentes del ayuntamiento aseguran que ha habido seis nacimientos en Chelva durante 2020, por lo que el resto de censados son personas que se han mudado o han consolidado aquí su vivienda.

El INE los cifra en 42, pero los datos que maneja el padrón municipal eleva las nuevas personas censadas a 90. La mayoría de ellos, eso sí, responden al mismo perfil que en Tuéjar: personas mayores que tenían su residencia habitual en València o municipios aledaños y tenían aquí su residencia de verano. Ahora, se hant raslado aquí tras las fuertes restricciones implantadas en las ciudades para frenar la expansión del virus.

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