Los vecinos de Murla le han encontrado un uso alternativo al moderno campanario de su iglesia-fortaleza de Sant Miquel Arcàngel. El templo, con traza de castillo y declarado BIC (Bien de Interés Cultural), es del siglo XVI. La torre que construyó la conselleria de Cultura tiene una estética vanguardista. Alcanza los 36 metros de altura y sobresale por encima de la iglesia y de los tejados. Se aguanta sobre un cuerpo con saledizos y una suerte de pérgolas. La plaza, que también se remodeló al tiempo que se levantaba la torre, es peatonal. La pérgola era para que los vecinos se sentaran y solazaran. Pero, al final, hace función de cochera. Ayer había cuatro coches aparcados allí abajo. Cobijados del sol cuando aprieta o, en la mañana de ayer, de la llovizna.
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