Entró en unos recreativos de la calle Marqués de Campo de Dénia sobre las 21.30 horas y se fue directo al aseo. A los trabajadores les extraño que no saliera. Al acudir a buscarlo, se lo encontraron en una postura de lo más extraña. El hombre, de unos 50 años, vecino de Dénia y conocido en el local al ser cliente habitual, estaba arrodillado en el suelo y tenía la cabeza encajonada entre el váter y la pared. "Dejadme, dejadme", espetó a los empleados que le intentaban ayudar a incorporarse. Los trabajadores avisaron al 112.

Acudió una dotación del parque de bomberos de Dénia ya experta en servicios insólitos (en febrero de 2016 cortaron los cuatro anillos que le estaban estrangulando el pene a un lituano de 36 años). Los bomberos no querían que el atrapado realizara movimientos bruscos y acabara lastimado. De ahí que optaran por desatornillar y desmontar el inodoro. Consiguieron, sobre las 22.45 horas, liberar al vecino de Dénia, que seguía muy aturdido. No sufrió ninguna lesión. Lo examinó un equipo médico del SAMU.

Uno de los encargados del negocio de recreativos indicó a este diario que el hombre, al entrar en el aseo, mostraba síntomas de embriaguez. El caso es que pasó un trago malísimo durante la hora larga que tuvo la cabeza aprisionada.