Comparar a la cruel princesa Turandot, que ordenaba decapitar a los pretendientes que no acertaran sus tres adivinanzas, con la pandemia del coronavirus es de locos, claro. Pero esa ópera de Puccini incluye un aria famosísima, el "Nussun dorma", que ahora, cantada desde un balcón, insufla esperanza a unos vecinos que llevan como pueden el tedio del necesario confinamiento.

Un tenor del coro de Xàbia salió anoche a su balcón de la calle Portelles y proclamó a los cuatro vientos: "¡Oh noche, disípate! ¡Ocultaos, estrellas! ¡Al alba, venceré! ¡Venceré!". La alta cultura (si es que a la cultura se le puede poner escalones) también se sube a los balcones. El canto insufla fuerza. Se conozca o no la historia de la princesa Turandot y de Calaf el mensaje valiente de esta ópera llega a todo el mundo.

El canto se fundió con los aplausos. Los balcones se han convertido en un altavoz de esperanza colectiva.