La masía de Pego de 1737 que era una ruina y hoy recibe premios

Una alquería con historia que estaba a punto de desmoronarse. Las grietas, los muros desmedrados, los estucos desconchados, el abandono... la casa de Benigalip, situada en la partida Beniganim de Pego, amenazaba ruina. Nada nuevo bajo el sol. En la Marina Alta, otras muchas masías históricas, vestigio de un glorioso pasado agrícola, han desaparecido o están devastadas por esa piqueta implacable que es el tiempo.

La alquería de Benigalip, datada en 1737, tiene en su fachada un antiguo reloj de sol. En 2005, cuando una familia con sensibilidad por el patrimonio inició la restauración, ese reloj, los arcos, las jácenas y vigas, los recios muros o los restos de molduras interiores y de policromías evocaban el esplendor perdido. Existía un espacio singularísimo, una antigua capilla. Esas reminiscencias podían marcar la pauta de una rehabilitación fiel a los antiguos elementos arquitectónicos y decorativos. La recuperación de la Casa de Benigalip, hoy convertida en un espacio de celebraciones y eventos, es de premio.

Paula Zapata ha recogido en representación de la familia en Madrid, en una gala que tuvo lugar en el hotel Wellington, el premio especial de la Fundación de Casas Históricas y Singulares de España. Esta entidad, que destaca los esfuerzos por recuperar el patrimonio, subraya que los propietarios de esta antigua masía han realizado una «recuperación integral». Alude, en concreto, a la acertada restauración de la capilla. Este espacio ha rescatado el aire de devoción sencilla y popular que tuvo cuando los labradores se recogían y rezaban en el humilde y armonioso oratorio.

El galardón es todo un espaldarazo. La Marina Alta cuenta con un patrimonio de alquerías y antiguas «cases fortes» disperso y olvidado. Las restauraciones son costosísimas. Además, lo más complicado es buscar un nuevo uso a estas construcciones con historia. La casa de Benigalip es un ejemplo de que este riquísimo patrimonio rural se puede salvar de la ruina.

Donde hoy se alza la alquería, existió en el siglo III una villa romana. Los arqueólogos han encontrado restos cerámicos que confirman esa primera ocupación. Mientras, en el «Llibre del repartiment» del siglo XIII, ya se aludía a la alquería islámica de Abengalip.