es oportuno hacer algunas reflexiones respecto a la desalación, para no perder el horizonte del uso de este tipo de infraestructuras y para combatir la demagogia, el populismo y el filibusterismo de los grandes responsables de la situación que en estos momentos vivimos en nuestra ciudad, que no son otros que el Partido Popular y, sobre todo, sus anteriores responsables municipales.

El PP, especialista en montar lío y hacer del consenso un escenario de enfrentamiento, ha intentado con el tema de la desalación obtener un rédito político que no le corresponde. Utilizar la práctica administrativa parlamentaria, para apropiarse un trabajo basado en el consenso, el del Ayuntamiento de Sagunt, el de la Diputación de Castellón y el de Les Corts, no le va a servir para tapar sus vergüenzas, que las tiene y muchas. No tiene sentido que el anterior alcalde popular y actual diputado se rasgue las vestiduras hablando de despilfarro y de mala gestión cuando es el principal responsable del despilfarro y de la mala gestión ¿Está el PP lanzando cortinas de humo? ¿Limpiando conciencias de trabajo poco riguroso? ¿O desviando la atención para confundir a la ciudadanía en una situación que podría tener implicación en los tribunales como es el caso Acuamed?

Los convenios firmados con los ayuntamientos para el desarrollo del Programa Agua sirvieron para justificar la necesidad de recursos hídricos en desarrollos urbanísticos injustificables, como el caso de Oropesa y Moncofa, cuyo mayor responsable fue el PP de Carlos Fabra, el abuelito, en aquella época cuando se atrevía hasta hacer aeropuertos con la excusa de estos desarrollos que nunca llegaron.

En cambio, en los casos en los que sí existía justificación, como el de Sagunt, que, para un desarrollo industrial del orden de Parc Sagunt II, debía tener un suministro de agua industrial fijo, que no dependiera de recursos hídricos renovables, ni perjudicara los caudales que se utilizan en el riego y el abastecimiento urbano y cubriera la demanda del área metropolitana de València, en caso de necesidad, nos encontramos a un PP que torpedeaba su desarrollo. Aún hoy, mantiene que hay que sacrificar el metro cúbico, el agua del Palància, del Túria y nuestros recursos naturales, los que mantienen cultivos y marjales, en la industria y no en las personas, el medio agrícola y natural. Que continúen, ya sabemos quiénes son los que retrasan el progreso en Sagunt y a quienes la sostenibilidad y la calidad de vida les importa más bien poco.

Pero no contentos con eso, asistimos a la contradicción de unirse a la petición que los municipios afectados no se hagan responsables de los costes asociados a la desalación, cuando el PP es uno de los principales responsables de estos costes. El PP y su dejadez en la gestión municipal nos han llevado hasta aquí. A buenas horas mangas verdes. Los y las saguntinas tenemos que saber que la administración Castelló-Muniesa se encontró con un convenio donde se valoraba la inversión en la desalinizadora en 27 millones de euros. Que esta inversión ascendió, en su periodo de gestión hasta los 46 millones, nunca 65 -a menos que el PP sepa de más facturas de las que se tiene constancia- , y que a pesar de este incremento, no se pidió la revisión del convenio, ni se encargó a la intervención municipal que revisara los gastos como tenía potestad. Miraron hacia otro lado, aplicado la táctica Mariano Rajoy de no hacer nada y que se arregle solo.

De hecho es Compromís y el actual equipo de gobierno, quienes trabajan en una solución seria y de futuro que evite que el Ayuntamiento de Sagunt cargue con una losa que no le corresponde. Igualmente que valoró y continua haciéndolo, la posibilidad de que el ayuntamiento se persone como acusación en el proceso judicial que afecta a Acuamed, por unos sobrecostes injustificados y ensombrecidos por investigaciones sobre la presunta adjudicación fraudulenta de contratos públicos inflados para obras hídricas y medioambientales hasta 2014, coincidiendo con gobiernos populares, en el ayuntamiento y en el Estado.

La herencia del PP en Sagunt fue de ruina y dejadez: en Parc Sagunt, en Menera, en el propio ayuntamiento, etc., que no se nos olvide cuál fue su legado para que no se vuelva a repetir.