Los nervios han empezado a invadir estos días a Amparo Sánchez, la peluquera del Port de Sagunt nominada al premio Goya al Mejor Maquillaje y Peluquería por la película «El hombre que mató a Don Quijote». Conforme se acerca la gala, ha empezado a vivir todo el estrés que, sin embargo, desaparece al ver sus impresionantes creaciones, sobre todo, las de esta película donde, según confiesa, vivió un plus de creatividad.

«Aquí, además de hacer peinados de época, he podido jugar con lo que quería. Se trataba de hacer algo muy vistoso, loco y divertido para una fiesta de época con cientos de personas y había que caracterizar a los personajes », explicaba a Levante-EMV. La película, dirigida por Terry Gilliam, miembro de los icónicos Monty Python, narra las desventuras de un anciano que cree ser Don Quijote de la Mancha y confunde a un ejecutivo publicitario con Sancho Panza; todo un trabajo que cuenta con cinco nominaciones a los mayores premios de cine español, en concreto: Canción original, dirección de producción, dirección artística, diseño de vestuario, y maquillaje y peluquería, a cargo de Amparo Sánchez, Pablo Perona y Sylvie Imbert.

Estos reconocimientos, como apuntaba Sánchez, cogieron por sorpresa a todos. «La nominación al Goya no me la esperaba. La verdad es que no nos la esperábamos ninguno. Como la película estuvo tan poco tiempo en cartelera, hubo mucha duda sobre si conseguiría llegar a los Goya por eso mismo, ya que no sabíamos si los académicos la habían podido llegar a ver».

Aunque sabe que el premio «estará reñido», no oculta que ganarlo «es lo que he querido siempre». Aún así ya tiene en cartera otros proyectos audiovisuales que completaran su ya dilatada trayectoria pues ya ha colaborado en trabajos de grandes directores, como «La Reina de España», de Fernando Trueba; «Blancanieves», de Pablo Berger o «Bruc. El desafío», de Daniel Benmayor, película por la que, además, ganó el Premio Gaudí a Mejor Maquillaje y Peluquería en 2012, entre otras muchas.

También ha participado en series de la pequeña pantalla, como Velvet» o «L'Alqueria Blanca». No obstante, admite que su llegada al cine fue casual. «Una clienta me comentó que en Valencia había una peluquería en la que se hacían trabajos de maquillaje y peluquería para publicidad. Me interesó, hice una prueba y entré. Poco a poco me fueron llamando y dando trabajos como parte del equipo de caracterización y acabé como jefa de equipo».

Al empezar en el cine poco a poco, ha podido compaginarlo con el negocio que regenta en el Port de Sagunt donde además de estilismo trabaja la estética oncológica y la posticería a medida. «Lo fui cogiendo muy poco a poco. Trabajaba más o menos en una película por año, cuando estaba la Ciudad de la Luz», decía tras explicar que es un buen momento para ella en el cine porque «actualmente hay muy poca gente especializada en peluquería de época».