El buen de sabor de boca que dejó el Ballet Nacional Sodre (BNS) de Uruguay hizo que no faltaron espectadores que se esperaron felicitar en persona al coreógrafo Igor Yebra o a los bailarines. Entre ellos estaba el valenciano Eros Recio, primer bailarín profesional con síndrome de Down, que logró ampliar su libro de autógrafos con los buenos deseos tanto de Yebra como de esos artífices de la danza que habían llenado de magia el Teatro Romano.