Las novedades aplicadas al plan de empleo estival y otras acciones impulsadas por el Consell Local Agrari de Sagunt han logrado ampliar los resultados obtenidos este verano respecto a otros anteriores a la hora de mejorar la red de caminos rurales. De hecho, como adelantó Levante-EMV, por primera vez en muchos años se ha podido recuperar también una zona abandonada durante décadas, la de la Font de Ribera; una política que se prevé mantener, como aseguró ayer la presidenta de la entidad, Ana María Quesada, al hacer un balance que incluyó actuaciones en los huertos urbanos y limpiezas de los arrastres provocados por las lluvias torrenciales.

El alcalde, Darío Moreno, destacó el «salto de calidad» dado y lo consideró «un año de récord, pese a la pandemia», recalcando que «se ha actuado en más caminos, librándolos de vegetación y haciéndolos practicables», al haberse hecho esto en más de 160 kilómetros frente a los 111 de otros años un aspecto que, según remarcó, es especialmente importante en caso de incendios y emergencias.

Muchas de las mejoras se han hecho con la contratación de 57 personas paradas con una inversión de 313.787 €, procedente en su mayoría del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE ) y de los 49.024 € aportados por el consistorio. No obstante, también ha habido actuaciones realizadas por la empresa adjudicataria del contrato de mantenimiento de caminos firmado por primera vez hace unos meses, que ha reparado un total de 5.529 m2; hubo ayuda de Mantenimiento tras las lluvias torrenciales y un contrato posterior de maquinaria por 16.055,49 € al ver el alcance de los daños. «Ha sido un verano intenso», decía Quesada, destacando la contratación de 5 mujeres como peones agrícolas y animando a otras a hacerlo.

Entre las novedades en la gestión, se ha contratado un ingeniero técnico agrícola para la coordinación y supervisión de unos trabajos que han superado el ritmo previsto y se han ampliado a más zonas. También se ha contratado un camión como servicio de apoyo para la retirada y gestión de los residuos de poda, incluidos los que el año pasado se habían dejado junto a la acequia del Rey en Almardà, así como medios de transporte para desplazar a una cuadrilla a zonas forestales periféricas.

También por primera vez se ha aplicado herbicida en los márgenes de 75 kilómetros de caminos desbrozados, teniendo en cuenta que no fuera desaconsejable por motivos ambientales.