P ¿Se llega a acostumbrar al ritmo de las giras promocionales?

R Claro que sí. Las vivo con mucha felicidad. Además, esta la estoy viviendo con entusiasmo. Con la otra acabé lleno de heridas.

P ¿Con la gira de «La parte escondida del iceberg»?

R Sí. Aquel fue un libro muy personal y duro de escribir. Firmamento, en cambio, es liberador. De hecho, es como el agua salada, que cura.

P ¿Cuál era el propósito de «Firmamento?

R Dicen que el agua salada todo lo cura, así que quise hacer un libro que sanara, que tratara de quitar todos los males internos para poder purificarse. En este libro hay mucho mar, muchas lágrimas y mucho sudor.

P El amor perdido, la superación personal o el olvido son temas recurrentes en su obra.

R También en toda la literatura. Todas las obras de un autor son autobiográficas, ya que surgen de sus propias vivencias, de lo que observa o de lo que le inspira. Todo es subjetivo. Aunque yo diría que la única obra autobiográfica es La parte escondida del iceberg.

P En el último programa de «Viva la Vida», presentado por Toñi Moreno en Telecinco, comentó que la literatura había sido una válvula de escape en su infancia. ¿También lo es actualmente?

R Sigue siendo un lugar donde construir otros mundos. Como lector, la literatura me sirve de evasión, me plantea preguntas y me da respuestas a muchas incógnitas. Escribir siempre me ha parecido un lugar en el que vivir, y de pequeño lo hacía para escapar del ruido. Ahora, de mayor, me gusta escribir para crear algo bonito que no puedo encontrar en la realidad.

P Prefiere la evasión.

R La ficción alivia mucho. Escribo para que me quieran y para vivir durante un tiempo en el mundo que he creado para la novela.

P Debió ser un niño muy imaginativo.

R Sí. Pero, sobre todo, me gusta la literatura porque me fascina la mentira. Empezamos a mentir en familia, es la escuela de la mentira. Siempre que nos preguntan: ¿Estás bien?, respondemos con un «sí». La ficción es el segundo paso de esa mentira. Siempre me ha resultado más atractiva que la verdad.

P Eso también se ve en «Firmamento». ¿En la novela juega a los espejos?

R La obra es el propio reflejo del mar y del cielo. Narra como dos personas se encuentran en un hotel y actúan como si fueran las únicas que habitan en el universo.

P ¿Quién puede sentirse identificado?

R Todo el mundo. Habla de lo solos que podemos estar y del engaño de nuestras propias vidas. Mario y Ana (los protagonistas) son personajes auténticos. A mí me gustan los protagonistas que no dejan indemne al lector, que te revuelven. Esos personajes siguen viviendo en ti durante mucho tiempo. Me interesan los personajes y no tanto la acción.

P ¿Los personajes inolvidables son aquellos imperfectos?

R Por supuesto, y es irónico que ocurra cuando vivimos en un tiempo donde impera la postvedad y aquello superficial. Todos vivimos en una gran ficción, y nos encanta mentirnos. La mentira es más bonita porque la eliges tú, mientras que la verdad no tiene remedio.

P ¿Ya tiene en mente su próxima obra?

R Sí, y no será novela. Este año publicaré un libro con la ilustradora valenciana María Herreros. Un proyecto muy bonito del que no puedo hablar mucho.