Crítica de ‘How to have sex’: todo lo que hay detrás del desfase

‘How to have sex’ es una película inteligente y a la vez conflictiva que propone una mirada distinta a los ritos iniciáticos de la adolescencia. Hay aspectos complejos en el filme, con ese dibujo con trazo grueso de las tres adolescentes británicas que pasan unos días en una localidad fiestera con la única meta de beber mucho, bailar más y tener sexo.

Resulta difícil empatizar con ellas al principio, lo que aumenta la credibilidad del filme cuando este vira, sin brusquedades, hacia una pintura mucho más realista sobre este tipo de situaciones que la ofrecida en tanta comedia estadounidense sobre fiestas descerebradas.

Esto no es ‘Resacón en Las Vegas’ con chicas en vez de hombres maduros en plena y desfasada despedida de soltera. El desfase es parecido, pero lo que hace Molly Manning Walker a partir de él es mostrar la crudeza no tanto del sexo como del imaginario que la sociedad plantea en determinades edades.

Es necesaria la inmersión de los primeros 30 minutos en ese desfase prolongado para apreciar mejor lo que viene después. No es solo el tema del consentimiento sino, sobre todo, el de lo que debe hacerse porque así está escrito y las frustraciones o decepciones que causan las aparentes derrotas. No es una cinta perfecta, pero en sus rugosidades resulta muy interesante.