Cuando uno se dispone a pintar un cuadro, prepara cuidadosamente la paleta de colores que empleará en la obra. Si uno se dispusiera a retratar un paisaje de Requena, los óleos que escogería cambiarían radicalmente si el cuadro fuera a pintarse en verano, otoño, invierno o primavera. El denominador común de todos ellos es la explosión de color que se produce en los tres tipos de paisaje que aparecen a lo largo del término municipal, del verde radiante que los campos de vides ofrecen ahora, a los ocres y burdeos en los que se transforman en el otoño.

Un molino de agua en la aldea Casas del Río. Arriba, rafting en el Cabriel. | LEVANTE-EMV

A los colores le siguen los materiales. Se puede encontrar tres tipos de paisaje en Requena y seguramente en estos momentos la depresión del Cabriel sea la más atractiva por las opciones que el río ofrece para bañarse. El paisaje es accidentado y ha sido erosionado durante miles de años formando grandes barrancos, lo que no da pie a la agricultura, aunque a principios de siglo las pequeñas riberas del Cabriel fueron utilizadas por algunos aventurados. Las paredes de roca ponen los tonos tierra; los pinos dan la frondosidad verde al entorno que tras un invierno de lluvias y nieves, es una explosión para los sentidos.

Campos de vid a principios de otoño, cuando el campo pasa del verde del verano a los ocres y burdeos. | LEVANTE-EMV POR AMPARO SORIA

El otro entorno requenense que más se solicita durante el verano es la serranía. Situada al noreste de la comarca, son varias alineaciones de tipo ibérico donde se encuentra Juan Navarro, Benacas y el Tejo, que cierran la meseta en esta orientación de la península y que la separa de la Serranía del Alto Túria. Las elevaciones de las montañas alcanzan los 1.300 metros y para los enamorados de la geología, es un gusto reconocer los materiales que dominan las crestas, que pertenecen al Jurásico, así como las laderas, que son del Cretácico. Los pozos de agua potable proliferan en la zona y muestra de ello es el agua que se comercializa de San Benedetto.

Molino de Agua | LEVANTE-EMV

Por último, uno de los paisajes más reconocibles de Requena: su vertiente mesetaria que ocupa el centro de la comarca y que forma lomas y cejas, como los Altos del Bu y de los Visos, o llanuras como el Campillo de Camporrobles, el Campo de Utiel, la Vega del Magro o los llanos del Rebollar. Las formas onduladas y erosionadas por ramblas son el entorno adecuado donde se cultiva la vid, con la mejor tierra para que prosperen los viñedos.

Ermita en Las Nogueras