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El centro de la tierra, en les Coves de Sant Josep

El río subterráneo navegable más largo de Europa está en la Vall d’Uixó y la foto de su visita ha sido postal de muchos hogares valencianos durante años. Los conciertos íntimos, el espeleokayak y la conciencia con el medio ambiente han hecho que las grutas se transformen.

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El centro de la tierra, en les Coves de Sant Josep Fotos | Chema Lorenzo

Nadie sabe de dónde viene el agua que corre en el río subterráneo de les Coves de Sant Josep. Es, con toda probabilidad, el mayor misterio de la Vall d’Uixó. Se cree que puede pertencer a algún río de la Serra d’Espadà, pero el origen permanece incierto. Mientras, las grutas maravillan a los turistas como hace 92 años, cuando se abrieron al público. Solo que ahora se adaptan a los tiempos.

Después de ser una de las excursiones valencianas más típicas durante décadas, les Coves de Sant Josep le han dado una vuelta de tuerca a su propuesta: a la tradicional visita en las barcas blancas y naranjas, se suma el espeleokayak permite ver el recorrido acuático de 800 metros —otros 250 metros se hacen a pie— desde otra perspectiva. «Queremos convertir la visita en una experiencia que tenga un valor añadido», dice a Levante-EMV la directora de les Coves, Alba Fas.

Fas sueña con comenzar visitas teatralizadas sobre leyendas de la Vall y ofrecer una experiencia aún más «holística y de desconexión». Por eso hay planes de realizar «visitas del silencio» en las que se oiga caer hasta la más pequeña gota de una de esas estalactitas —que crecen un centímetro cada cien años— hacia el agua cristalina del río.

También están los conciertos, claro. El ciclo Singin’ in the Cave se ha abierto hueco en el panorama nacional. Artistas como Amaral han probado esa acústica única. Para las actividades y la iluminación, les Coves tienen el «ok» del Instituto Geológico y Minero de España. La dirección quiere conservar su medio ambiente, después de que en el siglo XX el auge del turismo provocase la salida de los murciélagos que la habitaban y de las anguilas que se los comían. Ahora quedan gambas albinas. «Estamos haciendo preguntas para ver si encontramos la manera de que regresen los murciélagos», indica.

Del triásico a los barqueros de Twitch

Las investigaciones datan la edad de la cueva en 250 millones de años, en el triásico. Los hallazgos de pinturas rupestres y de una vasija de hace 17.000 años permiten conocer que estuvo habitada en el paleolítico superior. Hace 70 años, unos barqueros de la Albufera pensaron que quizá sus naves también podían ir por allí. Ahora, Samuel Agea, de 22 años, recoge el testigo de toda esa historia y es el barquero más joven de les Coves. «Me siento orgulloso de un trabajo que muy poca gente puede hacer», cuenta Agea. Él es del pueblo e intenta hacer las visitas «más intrigantes y extrovertidas». «Y hay tanto que ver en las cuevas que cada vez que entro digo ‘uy, ¿eso estaba ahí?’», relata. La renovación de este clásico turístico deja buenas cifras turísticas pospandémicas, su innovación nunca para y Agea bromea con ello: «yo le digo a mi jefa que un día de estos me deje ponerme con un ordenador en una barca y hago un gameplay en directo Twitch. Igual lo ve Ibai Llanos, viene y lo petamos».

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