Iván Manero, cirujano plástico, viaja un par de veces al año a Guinea Bissau. Allí, con su fundación y el centro infantil Emmanuel del país africano, acude para operar, pasar consulta, encauzar diagnósticos y controlar a enfermos (nada de cirugías estéticas) en jornadas de 16 o 18 horas, un sin dios para los sindicalistas ganapanes españoles de Dolores de Cospedal y sus huestes mediáticas de extrema manipulación.

El doctor lo tiene todo en España, y, por lo que vemos en las imágenes de su casa, así es. Armarios repletos de ropa, zona con artilugios para hacer gimnasia, un hogar ventilado, amplio y confortable. Pero, si ha de elegir, Iván Manero dice que se quedaría aquí, es decir, allí, en Guinea un país muy pobre, pero rico por su gente.

En cuanto llega, después de saludar a los niños, que lo reciben como a un héroe, se va al quirófano para ver si el foco del quirófano funciona, y no, funciona.

Este viaje, dice con amarga sonrisa, dependía de una bombilla, así van las cosas aquí. Al final si hay luz, era cosa de los fusibles. En el dignísimo hospital guineano se amontona una multitud a la espera de ser atendida, pero en orden, educada, agradecida, que nada tiene que ver con la servil sumisión. Ante el complicado parto de una mujer, con un bartolón descomunal, hay que improvisar porque llegan gemelos mal avenidos en la tripa de mama, y si hacen falta útiles que no están a mano, se buscan, se sustituyen como sea, se improvisa, pero el parto no se puede interrumpir. Maravilla. Asoma la cabecita de los críos. Y el primer llanto. Perfecto. Aquí está la vida. Cambio de plano. Canadá Rosal. Sevilla. Casa de Ángel López, médico rural. Suena el teléfono. Alguien mayor se ha mareado. Y el médico coge su bicicleta y se presenta en la dirección que le han dado en un periquete.

El asunto del desmayo no es grave, pero el médico prefiere llamar a la ambulancia para que le pongan oxigeno. Bueno, no es grave, pero puede serlo, es un IAM, un infarto agudo de miocardio. Por si fuera poco, el señor mayor vive solo, aunque un sobrino suyo ha dado el aviso. Al final, don Ángel habla claro.

El hombre esta regularcillo. Cambio de plano. Hospital regional Carlos Haya, Málaga. Pablo Navarro es MIR, médico interno residente. Dice que hoy pasara consulta a más de diez pacientes en la sala de uretroscopia, es decir, como un, examen de fontanería, pero en humanos, porque les miran la uretra y la vejiga. Entran hombres mayores, y les habla con mucho cariño. Esta hecho un chaval, don Jose, le dice a uno; tiene unos polipillos, le dice a otro, pero eso se quita, no se preocupe.

Luego, cambian al Hospital de Cruces, de Bilbao, y vemos a la enfermera Argi Fernández, que trabaja con Javi, su pareja, también enfermero. Vale. A que viene todo esto, que hacen estos médicos y enfermeras? Forman parte de Cuerpo médico, que emite laSexta los domingos, después de Salvados, que casualidad, también en laSexta. Forman parte de un patrimonio de todos, el de la sanidad pública, amenazado hoy con palabrería barata y amenazante, y con intereses muy descarados, y nada espurios, que hablan de presupuestos a la baja. .Quizá para que otro tipo de sanidad se suba al tren del negocio? Cuerpo médico nos acerca a una medicina real, no de serie de ficción, un cuerpo a proteger.