El restaurante de First Dates recibe, en la semana de San Valentín, a Roberto, un joven de 33 años que dice tener 27. El chico, que según él mismo afirma, se parece a Thor y a David Bowie, acudió al restaurante para buscar el amor.

Le ha ido bien en las relaciones cuando las ha tenido, pero lleva cinco años soltero y tiene ganas de romper esa sequía amorosa. No tiene un prototipo ideal, cualquier chico que tenga brazos, piernas y una cabeza -muy importante-, es bienvenido.

Su cita de la noche es Chemi, un joven apasionado por las películas que echan en la tele a la hora de la siesta. Al entrar al restaurante y ver a Roberto, le ha gustado mucho.

Primera pregunta al canto: "¿Cuántos años tienes?", a lo que Roberto responde sin dudar: veintisiete. Mentira, en realidad tiene 33, pero al ser tartamudo, no le sale bien este número y lo suele cambiar.

Chemi le ha explicado por qué su única relación seria había sido con una mujer: sufrió bullying y no se atrevía a salir del armario. De hecho, ahora es educador social para trabajar en los centros educativos y erradicar estas actitudes de niños y adolescentes.

Ambos coinciden también en el terreno sexual: ninguno soporta el fetiche de los pies. Sin embargo, Roberto ha confesado una de sus fantasías: "Me gustan mucho los pezones".

La decisión final

Roberto y Chemi se han gustado, pero por desgracia no ha cuajado una relación de amor entre ellos. A Roberto, su cita le ha parecido "demasiado bueno", y es que a él le gustan más malotes. En la decisión final, Roberto ha rechazado una segunda cita con Chemi alegando que no le ha llenado. A Chemi esto le ha pillado desprevenido: "no me lo esperaba para nada".

Finalmente se marcharon cada uno por su lado del restaurante del amor. Otra vez será.