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Tú y yo somos tres

La crítica de Monegal: El ‘sacrificio’ de sor Lucía Caram

Monegal Sor Lucía en ‘Cuentos chinos’ (T-5).

El lunes ‘Cuentos chinos’ (T-5) comenzó con la imagen de sor Lucía Caram subida encima de la mesa del programa, moviéndose, y agitando los brazos compulsivamente al son de una música trepidante. Parecía una de esas ‘gogó girls’ que se encaraman a las ‘barras americanas’. En este caso, una ‘gogó girl’ con hábito.

Luego, cuando descendió de esa peana, le dijeron que se tenía que quitar el tocado y la cofia, porque la iban a someter a una máquina del viento. Y ella se descubrió la cabeza, se puso delante del artefacto tubular, y su rostro se congestionaba con la ventolera. Consiguió gran jolgorio entre el estrafalario personal allí congregado. ¡Ah! Puede parecer extravagante que una monja dominica, priora del convento de Santa Clara de Manresa, aparezca haciendo de ‘gogó’ y prestándose a extravagancias variadas. Pero conozco a sor Lucía y hay que comprenderla. No lo hace porque quiera transformarse en una especie de Kardashian con cofia y sotana. Lo hace para aprovechar la visibilidad que da la tele, y lanzar sus mensajes de urgencia social.

En estos ‘Cuentos chinos’ solo le dieron unos pocos minutos, pero ella los aprovechó, advirtiéndonos de que la guerra de Ucrania sigue, aunque parece que ya la hemos olvidado. Contó brevemente su labor allí, a donde viaja con asiduidad, porque ha construido un corredor humanitario, y también sanitario, asistiendo a los enfermos, y a los que lo han perdido todo y no tienen nada. Esta llamada a las conciencias la viene practicando sor Lucía en la tele desde hace años. La he visto sumergida hasta en los ‘Sálvame limón, naranja, y tomate’. Nada tiene que ver sor Lucía Caram con lo que hacen algunos acólitos del talibanismo ideológico, que simulan ser periodistas o informadores y son monaguillos dedicados a intoxicar. Penetran en birriosos programas y a pesar de que aseguran que los abominan, dicen que lo hacen como servicio a su causa. Lo de sor Lucía es otra cosa. Es el picaporte que golpea nuestro sordo e insolidario bienestar.

Pablo de Tarso dice en sus Epístolas a los Corintios, y también a los Gálatas, que el mejor apostolado se hace penetrando en las bacanales de los sátrapas. Lo único que me permito aconsejarle a sor Lucía, puestos a meterse en ciertos programas, es que elija bien el caldo en el que va a ser revolcada. Palanganas, pero al menos con audiencia demostrada. Lo de ‘Cuentos chinos’ es un fracaso.

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