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Tómatelo en serie

'El monstruo de la vieja Seúl', nueva promesa coreana de Netflix: acción, historia y tentáculos gelatinosos

La esperada serie con Park Seo-joon y Han So-hee se sitúa en algún lugar entre la reconstrucción histórica y la fantasía más terrorífica de 'Stranger things'

Han So-hee (Chae-ok) y Park Seo-joon (Tae-sang) en El monstruo de la vieja Seúl

'El monstruo de la vieja Seúl (parte 1)'

Creador: Kang Eun-kyung

Dirección: Jung Dong-yoon

Reparto: Park Seo-joon, Han So-hee, Jo Han-chul, Wi Ha-joon 

País: Corea del Sur 

Duración: entre 67 y 73 min. (7 episodios)

Año: 2023

Género: Aventuras

Estreno: 22 de diciembre de 2023 (Netflix)

★★★

Si en los últimos tiempos ha visto y aprobado 'El afecto del rey' y 'Stranger things', lo más probable es que el algoritmo de Netflix le ofrezca próximamente 'El monstruo de la vieja Seúl', un cruce surcoreano de drama histórico con fantasía terrorífica que la plataforma espera ver convertido en fenómeno, si no tan grande como 'El juego del calamar', sí al menos como 'La gloria'. Fue una de las series destacadas por Don Kang, vicepresidente de contenidos de Netflix Corea, cuando habló con EL PERIÓDICO, del grupo Prensa Ibérica, sobre las muchas producciones del país asiático previstas para 2023.

La acción de este cruce de géneros (además de los citados, otros muchos) se desarrolla en Gyeongseong, la antigua Seúl, a finales de marzo de 1945, a solo unos meses del fin de la colonización japonesa. El insolente, engreído y, a pesar de todo, encantador Jang Tae-sang (Park Seo-joon, protagonista de 'Itaewon Class') es el propietario de la Casa del Tesoro Dorado, la mejor casa de empeños de la ciudad. Se le conoce como el Sr. Omnisciente porque sabe ingeniárselas para averiguarlo todo sobre todo y todos en el área de Bojeong. El último encargo que le ha caído, previo agresivo interrogatorio, es encontrar a la desaparecida cortesana Myeong-ja (Ji Woo), la amante del comisario Ishikawa (Kim Do Hyun), antes de que caigan las flores de los cerezos; de no conseguirlo, perderá todo su dinero y será enviado a la guerra. 

Como llegados del cielo se cruzan en su camino dos sabuesos (o expertos en buscar personas desaparecidas) de amplia experiencia en Manchuria y Shanghai: el viejo lobo Yoon Joong-won (Jo Han-chul) y su aguerrida hija Yoon Chae-ok (Han So-hee, estrella de 'Aun así' y 'Mi nombre'), cuyos ojos, muy lógicamente, llaman la atención de Jang. Establecen con el ricachón un acuerdo de mutuo beneficio: ellos seguirán el rastro de Myeong-ja si él les ayuda a dar con un pintor de la zona que podría saber algo sobre la desaparecida mujer de Joong-won y madre de Chae-ok. Al fondo, la sombra de una ola de mujeres desaparecidas que, como el prólogo de la serie ya indica, podrían haber sido convertidas en sujetos de prueba en el experimento monstruoso liderado por el Teniente Coronel Kato (Choi Young-joon, visto en 'Perros de caza'). 

Los reclamos actorales de la serie no acaban en los ya citados: están también la popular Claudia Kim ('Vengadores: La era de Ultrón') como Maeda, esposa del comisario Ishikawa; la venerable Kim Hae-sook, una habitual de Park Chan-wook, como administradora de la Casa del Tesoro Dorado, o Wi Ha-joon, quien fuera policía infiltrado de 'El juego del calamar', como el mejor amigo de Tae-sang, unido a la causa independiente a espaldas de un padre projaponés. 

Pero quizá el mejor reclamo sea la elucubración comentada al principio de esta reseña: ¿qué pasaría si 'Stranger things' no fuera una aventura juvenil estadounidense, sino un terrorífico drama histórico coreano? Incluso la música, con instrumentación ligeramente distinta, puede recordar a veces al trabajo de Kyle Dixon y Michael Stein. Como se puede esperar de una ficción surcoreana, hay un trasvase constante y natural entre (todavía más) géneros y tonos: de una ingenua comedia romántica saltamos a momentos de terror de una virulencia muy gráfica; del melodrama podemos pasar a una acción marcial que, siendo honestos, podría ser más legible, más transparente. 

Al director Jung Dong-yoon se le da mejor crear momentos de horror y, sobre todo, insuflar un aire de abrumadora épica cuando es necesario, como en cierto arrebatado plano secuencia del segundo episodio, intento de remarcar una crisis en un pabellón militar. Esta ocasional ambición cinematográfica hace más llevadera la importante inversión de tiempo: más de una hora, a veces y hora cuarto, dura cada episodio, como es bastante habitual con la ficción surcoreana. Será cuestión de aprovechar los paréntesis de estas fiestas para ir viendo los siete capítulos disponibles; los últimos tres de esta primera –y ya se ha confirmado que no última– temporada llegarán el 5 de enero, cual regalo tempranero de Reyes.

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