El informe Pisa de la OCDE, que se realiza ca­da tres años, tiene la virtud de provocar un amplio debate sobre la situación de la enseñanza secundaria en nuestro país. Este año, el énfasis se ha puesto en el nivel y compren­sión de la lectura. Un debate similar cabría llevar a ca­ bo sobre el grado de lectura de nuestros estudiantes universitarios. Éstos leen en general muy poco: ni libros, ni revistas ni artículos de periódicos. Se centran en los apuntes y preparan sus ejercicios navegando por internet sin considerar a menudo la fuente de consulta. Son alumnos inteligentes, pero se diría que se aplican al estudio con baja intensidad. Tal vez su mente se halle demasiado dispersa, o tal vez el sistema educativo no oriente o estimule adecuadamente su esfuerzo.

Pongamos el caso de Económicas. Hace poco, en una entrevista, Esperanza Pedre­ño, la actriz que representa al simpático personaje de Cañizares en el programa televisivo Camera café, decía que dejó esta carrera después de tres años «porque me enseñaban a ser mala». Quizás detestaba la fría racionalidad del homo economicus que aparece en los libros de texto, o quizás simplemente ésa no era su vocación. No pudo ver que la economía es una ciencia social y humana, no ajena en absoluto a las consideraciones éticas.

En los años 60 y 70, los estudiantes universitarios ten­dían a leer más. Recuerdo un libro del profesor E. J. Mishan, de la London School of Economics, titulado Falacias económicas populares. Estaba dedicado a reflexionar sobre un conjunto de percepciones erróneas, distorsionadas o incompletas que el público tenía en materia económica (en relación a los impuestos, el comercio internacional, los flujos migratorios o el crecimiento económico). Un buen texto de introducción para todo aquel que quisiera estudiar Económicas o entender mejor el funcionamiento de la economía.

Ahora, en 2007, el profesor Manuel Sanchis i Marco realiza una tarea similar a través del libro Falacias, dilemas y paradojas. Píldoras para el buen dormir del economista (Publicaciones de la Universidad de Valencia). Su motivación es la siguiente: de regreso a las aulas, tras veinte años de trabajo en la Comisión Europea, se encuentra con unos estudiantes muy distintos de los que tenía en los años 80. Son estudiantes que no leen habitualmente el periódico ni se interesan por las noticias económicas. El pro­fesor Sanchis tiene así la necesidad de hacerles ver la realidad, distinguiendo lo esen­cial de lo superficial. Pretende estimular el razonamien­to y la reflexión, más allá de la pura apariencia, el tópico o el saber convencional.

Con ese fin, su libro aporta 23 píldoras, a modo de análisis de 23 proposiciones o ideas que encierran alguna contradicción en distintos ámbitos económicos. Un libro escrito con estilo ameno y pedagógico, lejos de cualquier oscurantismo, y con un gusto especial por el rigor y la aplicabilidad de lo expuesto. La OCDE, en colaboración con el Servicio de Publicaciones de la Universidad de Valencia, lo ha incluido en la colección Laboratorio de Materiales, destinada a ofrecer a los estudiantes universitarios de cualquier disciplina una serie de instrumentos innovadores y de calidad vinculados a la actual reforma educativa. Ojalá esos materiales estimulen a nuestros estudiantes en la lectura y les equipen con mayor capacidad de discernimiento y reflexión.

*Catedrático de Economía Aplicada. Universitat de València.