Uno puede abrazarse a la Real Senyera, taparse los ojos y los oídos y, por supuesto, encomendarse a los valencianos, a sus emblemas y creencias más profundas, sobre todo en los momentos delicados, pero señor Camps, así no se superan las crisis y así no se trabaja por el futuro de los valencianos. Hoy, por ayer, bendice usted al conseller de Economía que pide públicamente a los presidentes de CAM y Bancaja un esfuerzo para intentar conseguir esa unión que posicionaría ventajosamente a nuestras cajas de ahorros frente a las de otras autonomías y que le voy a citar para que no se nos olviden, Euskadi, Cataluña, Andalucía y Galicia.

Un pilar básico para el crecimiento y desarrollo de la Comunitat Valenciana ha sido sin lugar a dudas el disponer de unas cajas de ahorros propias (CAM y Bancaja), que han aportado a la Comunitat el poder dispo­ner de un músculo financiero propio y diferenciado que desde su posición física conoce a la perfección el tejido empresarial valenciano, con sus defectos y sus virtudes. Entiendo que muchos han sido los beneficios que nos ha aportado el poder disponer de estas entidades financieras valencianas, pues creo que nadie puede poner en tela de juicio el esfuerzo que tanto Bancaja como CAM han venido realizando en nuestra Comunitat. Hoy, la decisión de CAM de unirse con otras tres cajas —Caja Cantabria, Cajastur y Caja Extremadura— es, sin lugar a dudas, una mala noticia para los valencianos y nuestro sistema financiero.

No quiero extenderme ni entrar a valorar las cuestiones de mayor o menor fiabilidad, acierto e incluso solvencias lograda en los mercados financieros y todo esto, pues terminarán vendiéndonos la moto como siempre, y el primero nuestro president Camps, que aparece ahora bendiciendo esta fuga de la CAM de nuestra geografía económica, «¡qué feliz estoy por esta fusión!» Yo no me lo puedo creer. Yo no soy un experto economista ni analista financiero. Por eso, leo y atiendo las explicaciones de los que saben de todos estos procesos y sobre todo de lo que esconden detrás y no llega con claridad, y la primera conclusión que saco es que nos hemos quedado sin decisión en la CAM y que el capitán de ese compendio de cajas no es otro que Cajastur.

Escribimos una página triste para el pueblo valenciano al perder poder financiero, y si confiamos nuestro desarrollo futuro al que no nos conoce como pueblo, cometemos un error de bulto y sobre todo no defendemos ni nuestra Senyera ni a los valencianos.