Unos buenos amigos han estado en Perú en agosto. Han ido a ver las riquezas arqueológicas de ese bello país. Y me han traído algunos recortes de prensa con noticias sobre los acontecimientos atmosféricos ocurridos allí en las últimas semanas. Es ahora puro invierno y un país de contrastes climáticos con desiertos, climas tropicales, ecuatoriales y de montaña. Pero un término ha aunado el vivir climático de este país en estos últimos dos meses: el friaje o mejor, los friajes, porque han sido varias irrupciones de aire frío las que han alcanzado estas latitudes este invierno. Golpes de frío que han hecho caer las temperaturas hasta los 8º C en plena selva ecuatorial. Algo bastante desconocido en estos lares. El término me parece bellísimo, pero no está recogido en los diccionarios al uso. Por el contrario, la red está inundada de noticias sobre estos fríos en tierras andinas de las últimas semanas. Algunos titulares de la prensa peruana son muy expresivos: «El friaje que puso la selva al revés» o «la lana está de moda en la Amazonía». Este año «la Niña» está causando alteraciones importantes en todo el ámbito del Pacífico sur. En el lado asiático, un monzón lluvioso enormemente activo como hace años no ocurría; y en el lado sudamericano, jornadas de bajas temperaturas y de hielos frecuentes en territorios nada acostumbrados a estos friajes.