Síguenos en redes sociales:

Huelga y primarias, cuestión de identidad

En tiempos de horizontes brumosos se vuelve la vista a la propia identidad, como si por el hecho de proclamarla se fueran a despejar las incógnitas del futuro. Ello no es así, naturalmente, pero al menos nos proporciona una certidumbre básica a la que agarrarnos: quizás no sabemos a donde vamos, pero al menos sabemos quienes somos; peor seria desconocer incluso esto. La huelga general se convocó por una cuestión de identidad: la que los sindicatos necesitaban afirmar, desde si mismos y para si mismos, antes incluso que para el gobierno y el país. Por ello la convocatoria tuvo más éxito en la industria, y especialmente en las grandes empresas, donde los trabajadores también afirmaban su identidad al seguir la convocatoria: una identidad de gente sindicada, fiel a las centrales, que tiene con ellas un sólido pacto de auxilio mutuo. Son los suyos, están con ellos, hacían huelga por ellos y para ellos, no les iban a dejar colgados.

En ese aspecto, la huelga se prolonga con las primarias del PSOE en la Comunidad de Madrid, donde Tomas Gómez ha batido a la ministra Trinidad Jiménez, a pesar del intenso respaldo que el Gobierno y el aparato central del partido han estado dando a la segunda. En tiempo de horizontes oscuros, la militancia ha vuelto la mirada hacia su propia identidad, y ésta se encarna mejor en Gómez que en Jiménez. No tanto por cuestiones ideológicas o programáticas, como porque el primero es el chico de casa, que ha dado el callo en tiempos difíciles, que ha encabezado la travesía del desierto, y la segunda venía impuesta desde un olimpo que se ha elevado definitivamente hasta las nubes, y ya no alcanza a distinguir lo que ocurre a ras de suelo. Todas las encuestas les avisaron de que Jiménez era mejor candidata que Gómez, pero también advertían de que ninguno de los dos batiría a Esperanza Aguirre en este momento. Puestos a elegir un perdedor, los militantes eligieron a quien mejor les identifica.

Zapatero se ha quedado sin identidad a golpe de bandazos. No sabemos ni a donde va ni quien es realmente el hombre de las cejas. Uno le mira y no está seguro de que esté ahí. ¿Cómo pretende que nadie le siga en medio de la neblina si ni siquiera él mismo parece tener certeza ninguna sobre si mismo?

Pulsa para ver más contenido para ti