El Instituto Nacional de Estadística prevé que en diez años el número de jubilados en la Comunitat Valenciana llegue casi al millón, la quinta parte de la población total, tras experimentar un crecimiento del 19%. Estos datos se conocen en pleno debate sobre la reforma del sistema de pensiones, que el Gobierno quiere llevar a cabo con dos medidas básicas: la ampliación del período de cotización y el retraso en dos años de la edad de jubilación hasta los 67 años. El debate no es sólo español: en Francia, esta última medida, pero sólo para subirla de los 60 a los 62 años, ha provocado ya siete huelgas generales, la última de ellas ayer.

Las proyecciones del INE, sin embargo, vienen a corroborar la necesidad de abordar una reforma, al margen de cuáles sean las líneas que finalmente se sigan. En efecto, si en estos momentos hay 2,1 personas en edad de trabajar por cada mayor de 64 años o cada menor de 16, en 2020 esa tasa se reducirá a 1,8. Es decir, habrá menos gente para contribuir con sus cotizaciones sociales al mantenimiento de las prestaciones. No obstante, según los críticos de la reforma impulsada por el Ejecutivo, al haber menos masa laboral disponible, habría menor tasa de paro y mayor ocupación.

Asimismo, la mayor esperanza de vida y la reducción de los flujos de inmigrantes por la crisis, contribuirán a modificar drásticamente el mapa demográfico valenciano. Con los datos en la mano es hora de preparar ese futuro para mantener al máximo posible las condiciones del Estado del Bienestar que tantos esfuerzos ha costado conseguir.