La humanidad, acosada por tragedias, no siempre dispone de alegrías para compensarlas y obtener el saldo positivo que la vida precisa. Esta vez la humanidad habrá respirado (espero) y unido su respiración a la de los hombres de Mina San José, héroes del año por resistir allá abajo y no desfallecer, acreditando esa virtud tan rara que es la templanza. La humanidad navega semisumergida, y necesita de vez en cuando sacar el periscopio (otro tubo) para ver la luz natural y tomar aire. La humanidad ha vivido casi como propia toda la aventura de los mineros, se ha metido desde el primer día una pequeña dosis de su angustia, pero también de su esperanza. De ese modo, la humanidad, al menos por un día, se siente humanidad, y cuando esto llegue al lector quizás vibre ya ante el equipo completo de 33 jugadores, los rescatadores que han bajado y un gran entrenador a bocamina, de apellido Piñera.