Es una cuestión de tiempo. ¿Cuándo comenzará a tener problemas Compromís? Puede que en cuanto se debata la primera ley «ideológica» en las Corts. De hecho, las desavenencias nunca han cesado. Sólo han sido amortiguadas por la estancia dorada de su presencia en la Cámara al amparo de EU. Quizás hoy las diferencias entre el Bloc e Iniciativa se congelen al calor del éxito electoral: los efluvios que emanan de la pasión inicial —o de la gloria— suelen encadenar a los protagonistas en un destino común aunque éstos sean conscientes de sus dificultades para afirmarse en el futuro. Si la mezcla política es heterogénea, incluso contradictoria, como sucede en Compromís —donde se amalgaman dos partidos de engranajes distintos, el uno débil, el otro fuerte— la combinación puede ser explosiva. Ni siquiera el poder, que une tanto, ha de amortiguar aquí las diferencias. Y Compromís no está hecho para el poder.

El Bloc e Iniciativa, federados hoy como nunca por el triunfo electoral, se extienden por ámbitos ideológicos dispares. Ambos partidos se han mirado en el espejo catalán. La formación de Pasqual Mollà, que ha catapultado a Mònica Oltra y a Mireia Mollà al firmamento político, proviene de EU y bebe en las fuentes de Iniciativa per Catalunya: un espacio ecopacifista, anclado en la nueva izquierda antiglobalizadora. La formación de Enric Morera, de larga tradición —desde la UPV—, ha tenido co­mo hermano mayor a CiU: su territorio ideológico, que se dilata a partir de la columna vertebral nacionalista, ha sufrido numerosos temblores. El Bloc e Iniciativa se conocieron hace pocos años: el partido de Oltra se desgajó de EU y se encontró con el Bloc desde la raíz común del valencianismo. Poco más. Los intereses parlamentarios les han atado, pero aun así cada formación ha ido por su lado. Hasta hubo reparto para dividir la portavocía en las Corts: dos años para Mónica Oltra, dos años para Enric Morera.

Tras la etapa de noviciado que vive ahora la coalición, la alianza está abocada a superar no pocas fricciones. Y los costes son difíciles de predecir, puesto que su integración es imposible. Hasta en la valoración de la victoria existen desacuerdos. Iniciativa se atribuye buena parte del éxito debido a la personalidad de Oltra, que ha llamado al voto de la izquierda joven e «indignada». El Bloc presume de que sin la numerosa representación municipal de sus siglas y la poderosa estructura que puso a casi 25.ooo personas en tareas de ayuda no hubiera sido posible el avance.

En todo caso, se hace difícil la mezcla. Cobijan ideologías y acciones políticas heterogéneas. Desde la moderación del Bloc a los gestos antisistema de Oltra. No será fácil gestionar la victoria ni transitar por las instituciones, aunque se repartan los trozos del pastel.