En mi estanque hay unos veinte peces que ignoran cuándo sube o baja en su medio la mortalidad. No saben nada de sí mismos, pero mantienen el equilibrio biológico a raya. La relación entre la vida y la muerte en ese microcosmos es la de dos vasos comunicantes: siempre tienen el mismo nivel. Contribuye a ese equilibrio una tortuga de 30 ó 40 años a la que le gustan los peces recién nacidos más que a un carnívoro el cordero lechal. Si no les agrada la imagen de los vasos comunicantes, pueden emplear la de los libros de contabilidad, donde el Debe y el Haber deben cuadrar so pena de que la empresa, ese microcosmos tan parecido a un estanque, se vaya al carajo.

Los animales, decíamos, no tienen ni idea de física ni de números, pero llevan sus cuentas al día. ­Nosotros, que hemos inventado ambas disciplinas, no logramos equilibrar los niveles ni sanear las cuentas. Ahora mismo, que acaba de descender la esperanza de vida, debería haber aumentado la natalidad. Pero cada una va por su sitio, como si no pertenecieran al mismo ecosistema. Queda el consuelo de que nace todavía más gente de la que muere, aunque no se debe a una planificación consciente ni inconsciente, se debe a la casualidad. Toda la vida luchando contra los embates del azar y no hacemos otra cosa que provocarlo. Estamos llenos de un conocimiento que no logramos colocar al servicio del sentido.

¿Más ejemplos de nuestra incompetencia frente a la habilidad de los estanques? Las declaraciones del ministro de Economía, Luis de Guindos, y del de Hacienda, Cristóbal Montoro, deberían mantener una armonía parecida a la de los vasos comunicantes o a la del Debe y el Haber, pero no lo logran. Ahí está la vicepresidenta Sáenz de Santamaría un día sí y otro también corrigiendo los niveles de lo que dice el uno y desdice el otro para que el tinglado aguante. Por no hablar de los bancos, cuyos activos tóxicos (de momento ocultos) ocupan un espacio excesivo en el Haber. En todo caso, hay una contabilidad que está por encima de nuestros conocimientos como yo estoy por encima de los peces de mi estanque, cuya bomba he de revisar de vez en cuando para que no les falte el oxígeno.