España ha sufrido uno de los agostos más cálidos desde 1961, sólo superado por el de 2003. La media fue de 25´4 ºC, dos por encima del valor de referencia. En el sur peninsular se alcanzaron hasta 45 ºC, destacando los 45´9 del aeropuerto de Sevilla el día 11 de agosto. El mes fue muy cálido o extremadamente cálido en la mayor parte de España. En 17 observatorios se superaron los valores máximos de este mes en la serie histórica y en otros se alcanzó la máxima histórica. Con esta marea ardiente, las noticias del Ártico han venido para confirmar el desastre. Pero no perdamos la perspectiva climática. En septiembre de 2008, un equipo de la cadena NBC norteamericana partió rumbo al Ártico para mostrar los efectos del calentamiento global y quedo varado durante tres semanas por culpa de los temporales y de las gélidas temperaturas. Antes en agosto, Lewis Gordon fracasó en su intento de ser la persona que más al norte llega en kayac, al no superar la latitud que los nativos del norte alcanzaron en noviembre de 1922. El mundo todavía no arde y desde Bahía Blanca, en la Argentina y desde Curitiba, en Brasil llegan los ecos del frío. El centro-este, norte y nordeste de Argentina presentaron anomalías negativas sobre las medias de referencia y en localidades como Dolores, Punta Indio y Las Flores se registró uno de los julios más fríos en los últimos 50 años. En la parte oriental del país se rompieron récords de las últimas 5 décadas. En Buenos Aires las mínimas quedaron entre 4 y 7 ºC por debajo del promedio. El frío se extendió por Uruguay, Paraguay y sur de Brasil. Las frecuentes entradas de aire frío, unidas a la escasa nubosidad y sequedad favorecieron días con un gran enfriamiento nocturno. No hace falta el cambio climático para explicar el clima ni siquiera el más extremo.