Es posible que Esperanza Aguirre haya dimitido porque ya no tenía retos políticos más altos, que haya tomado conciencia de que no va a ser presidenta del Gobierno. Ella lo sabrá. Pero si hay que atender a las razones que ha expuesto, que quiere disfrutar de sus nietos, de su familia, después de ver la muerte de cerca por el cáncer que padeció, uno se queda con que su dimisión es la de una mujer: Un hombre rara vez habría dejado el cargo que ella ocupaba por los motivos que señala. Azkuna dejó la alcaldía de Bilbao para operarse, pero volvió; Duran i Lleida también. Y muchos más. Hay quien dice que las mujeres saben apreciar lo que de verdad importa y los hombres no. Los defensores de esa afirmación relacionan el don de reconocer lo importante con la facultad de crear vida. Totalmente de acuerdo en lo primero y en lo segundo. Las chicas siempre saben plantarse; los varones nunca tienen bastante, son un modelo de insatisfacción permanente. Aguirre se merece todos los detractores que tiene. Pero ayer supo elegir.