Cuanto mayor es nuestra velocidad, mas idiotas, chisporroteantes, ajenos a toda solidez y, en fin, pura humareda nos parecen nuestros afanes. El otro día una adolescente me recordó los manuales de Educación para la Ciudadanía en inglés ¿Se acuerdan? Existieron. Los docentes no habían sido previamente capacitados en inglés y recurrían a su lengua usual. Incluso la editorial Santillana tuvo el detalle de regalar la traducción inglesa a quienes lo habían comprado, antes, en castellano o catalán. Un rodeo para llegar al mismo sitio porque cuando a los ingleses se les ha ocurrido algo inteligente en política democrática „y han tenido varias ocurrencias„ lo han dicho en latín.

Como solían decir los antiguos reclutas en sus cartas, al recibo de estas líneas ya habrá sido presentada una nueva edición de la Fira del Llibre de València (empieza mañana), certamen cuya solera es cuatro años mayor de lo que se suponía. Esas cosas también les pasan a las casas reales europeas que, cada cierto tiempo, descubren un antepasado más vertiginosamente antiguo, aunque no siempre presentable, ya ven las numerosas levas de palmeros que le salieron a don Juan Carlos y los pocos que le van quedando. Para seguir en latín: Sic transit, gloria mundi.

Como conocí el rock cinco minutos después que los vecinos de Tupelo y vi volar el Sputnik „en mis ojos febriles volaba incluso cargado de animales„ dos segundos después que el Presidium de la Unión Soviética, no consigo desvincularme de la velocidad, aunque me queda algún amigo que fue un artista de la vagancia. La gandulería vuelve a ser un arte porque si los de cuatro carreras no tienen curro, para qué apurarse. Mientras tanto, ha salido el libro ilustrado La cocina de los filibusteros, que no habla de arreglitos de puchero al estilo de Bárcenas o del sushi de Ricardo Costa, sino de una forma de comer, más sofisticada de lo que se dice pues tenía pilares en España, las Antillas, África y Francia (ingleses y holandeses aportaron una galletita) y que, cuentan, fue la base de la cocina antillana. Sombrilla y mojito, camarero.