Por primera vez en la historia política reciente el Santo Cáliz ha saltado a los titulares. La alcaldesa de Valencia ha girado sus ojos sobre la reliquia y ha mostrado su empeño en relanzarla como icono valenciano. Tras una moción municipal para que Valencia sea «la Ciudad del Santo Cáliz», incluso se ha especulado con su título de propiedad. Hace años, cuando estábamos en plena vorágine expansionista, predije que si la mitad del dinero que se dedicaba a la «Copa América» se dedicara a la «Copa de Valencia», que es el Santo Cáliz, tendríamos asegurada una afluencia turística única en el mundo.

La «Copa América» pasó, y seguimos teniendo la copa que teníamos, el Santo Cáliz. También en aquellos tiempos propusimos en la Cofradía, como magníficamente testimonió el profesor Ballester-Olmos en su revista oficial, la confección y señalización del «Camino del Santo Grial» entre el monasterio de San Juan de la Peña en Jaca y la catedral de Valencia. Levante-EMV dio cumplida información de todas las actividades y conferencias que se realizaron.

La idea era crear un camino de peregrinación que sirviera de base a un turismo espiritual, ecológico e histórico. Pero las administraciones populares estaban distraídas en aquellos tiempos con el difuso «Camino del Cid», y además surgió después una ruta de San Vicente Mártir que en gran parte era coincidente con la del Santo Cáliz.

La cuestión es que el camino del Santo Grial se inició con una pareja de peregrinos de Pego que hicieron la ruta a pie. Luego hubo una expedición a caballo de la asociación hípica de Manises. Otra pareja de jóvenes lo hizo en bicicleta. Incluso llegamos a publicar el correspondiente libro-guía y se imprimieron unos salvoconductos acreditativos. Pero al final faltó el apoyo institucional.

Quizás este es el momento de recuperar el «Camino del Santo Grial» y darle la importancia necesaria. Sería la mejor manera de proyectar la reliquia a nivel internacional, haciendo saber que existe una ruta senderística excepcional que merece ser visitada.

Justamente José Osuna, presidente del Centro Unesco Valencia defiende elevarlo a «Patrimonio de la Humanidad» y el mismo día recibo la información de la «Multaqa de las tres culturas» que se celebra en el monasterio de la Valldigna por parte de José Manuel Gironés.

Este año la programación de la «Multaqa» o «reunión amistosa» es muy humilde, pero se centra en esos elementos valencianos que ya son «Patrimonio de la Humanidad»: la Lonja, el Tribunal de las Aguas, las danzas de Algemesí, la dieta mediterránea, el Arte Rupestre, el Palmeral y el «Misteri» de Elche.

Sugeriría a los beneméritos «multaqeros» que el año que viene centraran en el Santo Grial y en su «camino» las actividades de la reunión. La multaqa reúne en un acto de amor a judios, cristianos y musulmanes, en un intento de aproximar lo que une y desmitificar lo que separa. El Santo Grial es una reliquia asumible por todos. De un lado es un vaso ritual de la pascua judía, de otro es el símbolo de la Eucaristía para los cristianos y no olvidemos que los musulmanes también respetan a Jesucristo como profeta.

Por tanto en este «Santo Grial» las tres culturas podrían encontrar un válido punto a compartir, y sería decisivo que las tres impulsaran la iniciativa de la UNESCO de reconocerla como un nuevo «Patrimonio de la Humanidad».

Para popularizar y difundir el Santo Grial quedan muchas acciones por realizar. Es una alegría que las instituciones se hayan puesto por fin en marcha en pos de tan laudable objetivo.