En numerosas ocasiones esta Asociación Valenciana de Ateos y Librepensadores viene denunciando los escandalosos privilegios que nuestras autoridades locales conceden a la Iglesia Católica, con total desprecio al espíritu de nuestra Carta Magna de 1978 que implícitamente establece la laicidad del Estado y que viene a ser una actualización del más que milenario principio de dar a dios lo que es de dios y al césar lo que es del césar.

Con desesperante reiteración esos teóricos representantes del conjunto de la ciudadanía de nuestra Comunidad Valenciana transgreden el espíritu constitucional y otorgan nuevos privilegios a una concreta opción religiosa como es la católica. Si no bastaba la poco ortodoxa presencia de nuestras autoridades políticas y militares en numerosos actos religiosos, ostentando sus atributos de mando, en una simbiótica muestra de nacional-catolicismo, leemos ahora un titular del Levante-EMV en el que se nos da la noticia de que «Rus aumenta las ayudas para restaurar bienes de la Iglesia con 1,2 millones para obras». También nos informa este periódico ese mismo día de que la Universidad Católica de Valencia no pagará el canon durante cuatro años por la parcela de Campanar. Decididamente, ha sido un buen día para las gruesas arcas de la Iglesia Católica. Mientras tanto, se sigue recortando en todas las actividades públicas civiles, en ayudas para la Sanidad, la Educación, la Investigación, las Infraestructuras, etc. ¿Cómo es posible tamaño disparate?

¡Si hasta el propio jefe de la Iglesia Católica acaba de hacer una pública y necesaria defensa del principio de laicidad, so pena de que la organización, que con tanto éxito puso en marcha Saulo de Tarso hace casi dos mil años, acabe pereciendo en los mullidos cojines del poder político y financiero que tantos privilegios le ha reportado hasta la fecha!.

Todo tiene su límite y parece ser que el jefe religioso Francisco lo ha visto claro. Son nuestros políticos nacionales y, sobre todo, locales, los que deberían visitar al oculista. Quizás ha llegado el momento de que el Vaticano ponga en marcha para España una especie de Programa Erasmus gracias al cual nuestras autoridades eclesiásticas puedan cursar la asignatura sobre laicismo que imparte el nuevo papa Francisco. También creemos que las finanzas de la Iglesia Católica española podrán conceder unas becas Erasmus de este tipo a los políticos nacional-católicos que administran los dineros públicos provenientes de nuestros impuestos. La educación pública, la sanidad pública, los programas de asistencia social, en suma, ese estado del bienestar, que tanto nos costó conseguir y que está desapareciendo, se lo agradecerán.