Los apuros urbanístico-judiciales que pasa estos días el diputado socialista Ángel Luna, exalcalde de Alicante y exportavoz de su grupo en las Corts, son una pomada refrescante pero pasajera en los pies maltrechos de los populares de Fabra, que ahora podrán concederse alguna licencia en el debate sobre el estado de la comunidad que se celebra el martes y el miércoles próximos. Eran muchos quienes recelaban de la vuelta de Luna a la primera fila política tras una larga etapa como abogado de empresas desarrolladas al calor de la salvaje y denostada «burbuja» inmobiliaria. En una de aquellas operaciones (3.000 casas, dos hoteles de lujo y dos campos de golf en seis millones de metros junto al Mar Menor) ha saltado la liebre que amenaza con convertir al ahora vicepresidente de las Corts en un imputado más, pero de la oposición. ¡Con lo que él ha dicho por esa boca de los del gobierno! Ahora afirma que no todas las imputaciones son iguales. Claro, la suya desmontaría el discurso regeneracionista de su grupo.