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La imagen de la Justicia

La situación judicial creada con la declaración del expresidente de la Generalitat Francisco Camps por la rama valenciana del caso Nóos ha cobrado tintes surrealistas que en nada benefician a la imagen de la Justicia. El juez José Castro „desplazado a Valencia el fin de semana para tomar declaración a varios cargos públicos municipales y autonómicos sobre la organización de las tres ediciones del Summit en Valencia y los fallidos juegos Europeos y su relación con la fundación del yerno del rey, Iñaki Urdangarin„ no ha conseguido contactar durante los tres días con Camps para tomarle declaración por escrito, a pesar de que éste ha pasado las últimas 48 horas, salvo salidas ocasionales, en su domicilio. Por otra parte, llama también la atención de que a pesar del revuelo mediático desatado „periódicos, radios, televisiones, redes sociales€„, el expresidente del Consell o su abogado hayan sido incapaces de contactar con el juez, que ha estado permanentemente en la Ciudad de la Justicia de Valencia, para ponerse a su disposición. La imagen que ha trascendido a la opinión pública no parece la más adecuada para un poder como el judicial, que está obligado a demostrar la máxima de que todos somos iguales ante la ley. Sobre todo porque estos hechos se producen después de que un exconseller, Gerardo Camps, y la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, se saltaran la orden del juez decano de Valencia, Pedro Viguer, de no recibir un trato preferencial a la hora de acceder a la Ciudad de la Justicia a prestar declaración. Ambos, a pesar de las advertencias del decanato a la delegación del Gobierno, a la Guardia Civil y a los funcionarios de los juzgados, entraron por la «puerta de atrás» para evitar a la gente que se congregaba en la puerta principal. ¿Se pedirán responsabilidades?

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