Con Alberto Fabra como presidente, no hay lugar para la duda. Porque todos los valencianos hemos podido comprobar que afronta con valentía las situaciones difíciles; que encara los problemas con soluciones; que predica con el ejemplo la austeridad y la transparencia; que escucha y actúa.

Con Alberto Fabra como presidente, nadie duda que nuestra lengua seguirá siendo el valenciano; nadie teme que se cambie nuestra Senyera por la cuatribarrada, y la bandera de España por la republicana; a nadie preocupa que se prohíban los bous al carrer ni se adopten señas de identidad ajenas a nuestra cultura y tradiciones. Todos los valencianos saben que seguiremos garantizando la libertad de elección de colegio a los padres, que se mantendrá la apuesta por el modelo plurilingüe y seguirán las ayudas a la compra de libros y material escolar en función de la renta, y no de si es un colegio público o concertado. Que seguiremos defendiendo el cambio en el modelo de financiación con el que el PSOE asfixió a esta región; y que lucharemos para que nos llegue el agua que necesitan nuestros campos, nuestra industria y también el turismo.

Votar el próximo 24M es un ejercicio de responsabilidad. Y apostar por el Partido Popular de Alberto Fabra es una garantía de estabilidad política y social, de prosperidad y de recuperación económica. Los valencianos decidirán el próximo domingo si quieren que su vida se llene de dudas, con un tripartito o cuatripartito de izquierdas y nacionalista; o prefieren la estabilidad y la prosperidad que garantiza el Partido Popular.

Porque con la izquierda, todo son dudas. Sus programas políticos son un cúmulo de propuestas generalistas que espantan a la clase media, ahuyentan a los inversores y generan desconfianza en los mercados. Porque su solución al paro es crear más empresas públicas e hinchar la administración; y su propuesta económica, aumentar el gasto público, decir que no pagarán las deudas y reconocer que subirán los impuestos.

Porque cuestionan la libertad de los individuos y su autonomía para decidir. Y por eso no quieren dejarnos elegir el colegio para nuestros hijos y pretenden imponernos el catalán como única lengua vehicular en la escuela. Porque quieren hackear la Constitución y el Estatut. Con la izquierda, nadie sabe qué banderas ondearán en los ayuntamientos. O sí, como se demostró con el asalto de la izquierda al Ayuntamiento de Castellón el miércoles de la semana pasada. Además, cuestionan el espíritu de la transición y apuestan por el derecho a la autodeterminación. Todo ello, sin hablar del gran interrogante que supondría la puesta en común de todas esas propuestas cuatripartitas descabelladas.

Sinceramente, creo que solo se pondrían de acuerdo en atacar lo valenciano, como han demostrado a lo largo de esta última legislatura. Mucho catalán, mucha autodeterminación, mucha Tercera República, mucho Països Catalans y mucha ruptura de ese gran proyecto histórico, común y de futuro que es España.

En cambio, con Alberto Fabra, tenemos la certeza del trabajo bien hecho, de las decisiones valientes, de las prioridades sociales claras, de la rebaja de impuestos, de la austeridad en el gasto público, de la proximidad, la transparencia y la participación, de la honradez y la cercanía, de las ayudas directas a los emprendedores y a los autónomos, de las desgravaciones fiscales para las familias con niños y con dependientes a su cargo, de la protección y defensa de nuestras señas de identidad, nuestras tradiciones y costumbres. Sin ninguna duda, el próximo 24 de mayo, #AlbertoFabraPresident.