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Impuesto al sol

El pasado viernes el Gobierno aprobó un real decreto para regular el autoconsumo eléctrico que, básicamente, pretende la implantación de un impuesto a aquellos particulares que produzcan energía en sus casas o negocios a través de paneles solares y viertan la energía sobrante a la red eléctrica. Cuando uno analiza los sistemas de adaptación al calentamiento térmico del planeta que se desarrollan en otros países y sabiendo que uno de los motivos „no el único„ de dicho calentamiento siguen siendo las emisiones de gases procedentes de la quema de combustibles fósiles en los procesos de producción o consumo energético, no puede sino asombrarse con este tipo de medidas. Estemos de acuerdo o no con el cambio climático actual y sus causas, creo que compartiremos el objetivo de hacer nuestro mundo más habitable, más ecológico, menos depredador de recursos. Y en toda mente racional surge la idea de aprovechar más la energía procedente del Sol para cubrir nuestras necesidades. Y que cualquier mandatario que asuma los principios de un desarrollo acorde con el medio debería primar e incentivar la producción de energía solar „y más en nuestro país„, en un proceso progresivo de sustitución del actual modelo energético basado en el gas y el petróleo. Pero en España no queremos que sea así. Y gravamos con un impuesto la producción de energía solar y el volcado a la red de la energía sobrante. Hasta que no se mejoren y abaraten los sistemas domésticos de almacenamiento de energía, tendremos este problema de dependencia a una red y un sistema enormemente endeudado que tenemos que pagar, injustamente, entre todos. Después del Sol, el siguiente paso será gravar los metros cúbicos del propio aire que respiramos cada año.

jorge.olcina@ua.es

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