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Parlamento con carril bici

Lo verían ustedes por la tele. Tenemos diputados con rastas. Que llegan pedaleando. Sin envarados aires. Carolina Bescansa se llevó a su bebé al Congreso, haciendo ver que es una privilegiada. No pueden el resto de madres hacer lo mismo. Al que daba ganas de acunar era a Errejón, al que Pablo Iglesias miraba como diciendo, sonríe Iñiguín, que ya hemos conseguido entrar aquí. Gómez de la Serna tomó posesión como quien toma posesión de una comisión o mordida. Repudiado por su partido, el PP, amenazado de expulsión, pillado en trincalina, iba tan campante y elegantón. Vestido de otra época. Lo mandaron a los escaños más cercanos a la pura calle, que es donde debería estar. El PP hizo un cambalache con todos, incluidos nacionalistas, para marginar a Podemos de la Mesa del Congreso, que presidirá el socialista Patxi López. Uno de los objetivos era meter a Celia Villalobos. No sólo para que continúe dando espectáculos; también, por orden de Rajoy, para desagraviarla luego de que fuera relegada al número dos por Málaga. Albert Rivera y Pablo Iglesias polemizaron en lo de Carlos Herrera, para ir haciéndonos el cuerpo. A ratos parecían una parodia del bipartidismo. Un polemizar con trenca, un despellejarse como toda la vida lo han hecho PP y PSOE pero hablándose de tú y sin corbata. El hemiciclo era un bulle bulle donde no predominaban corbatas ni buenas intenciones, un patio representativo ahora más que nunca. Cierta competición, como también ocurrió en el Senado, por ver quién puteaba más la Constitución a la hora de acatarla. Algarabía plurinacional y aires de refundación y de cierta provisionalidad. Nadie sabe si la legislatura va a empezar o si va a ser muy corta. También a Juan Carlos de Borbón lo apodaron un día «el breve». Antaño en Madrid después de los plenos del Congreso sólo hacían negocio los dispensarios de chuletón de buey y las marisquerías finas. Es la hora de las tascas, cañas y bravas, bocata de calamares y camarero camarada. Puede que todo esto acabe mal pero tiene el indudable atractivo de lo nuevo e incierto. Un parlamento con carril bici.

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