Un incendio en uno de los almacenamientos de residuos radiactivos en las cercanías de Fukushima, sucedido el pasado sábado, ha vuelto a poner de manifiesto los riesgos radiológicos derivados del accidente nuclear que se produjo hace cinco años.

El suceso tuvo lugar en uno de los vertederos temporales de residuos nucleares en Namie, al noroeste de la central nuclear, donde se almacenan residuos de madera contaminada en bolsas de lona negra que se apilan en grandes montones, y que ardieron durante cinco horas.

Actualmente, existen más de 113.000 emplazamientos con residuos nucleares en la prefectura de Fukushima. Greenpeace calcula que la política del Gobierno japonés para la descontaminación habría generado nueve millones de metros cúbicos de residuos nucleares desde septiembre de 2015.

«En su esfuerzo por descontaminar las tierras en Fukushima, el Gobierno japonés ha creado un enorme problema de residuos nucleares para el que no tiene solución. La quema incontrolada de residuos radiactivos puede liberar cesio y otros radionucleidos peligrosos a la atmósfera, lo que los libera de nuevo al medio ambiente en forma de partículas lo suficientemente pequeñas para ser inhaladas», aseguran desde la entidad ecologista.