En las últimas noches ha hecho frío de verdad en muchos lugares de España, justamente cuando arranca la canícula, el periodo teóricamente más cálido del año, que tradicionalmente abarca del 15 de julio al 15 de agosto. Ayer, en la primera madrugada canicular de 2016, llegó a helar en algunos pueblos de Castilla y León, Aragón y otras comunidades, y hubo temperaturas mínimas invernales en amplias zonas del interior de la Comunidad Valenciana y Cataluña, por citar sólo algunos ejemplos. Pero este fin de semana cambian las cosas y vamos a pasar de un extremo a otro, lo que hará recordar este mes de julio por sus extraordinarios contrastes. Tendremos calor extremo los primeros días de la semana próxima en buena parte de España, superándose los 40 ºC numerosos puntos. Atmósfera tórrida en el arranque de la segunda quincena del mes, que será llamativo por el contraste con el ambiente fresco de estos últimos días. El jueves pasado, por ejemplo, los habitantes de Zaragoza no daban crédito a la sensación térmica de frío que se daba después del mediodía a causa del cierzo, como se conoce allí al viento frío del norte. No es frecuente que un 14 de julio se esté mejor al sol que a la sombra en la capital aragonesa en las horas centrales del día. La semana próxima ocurrirá lo contrario, y ni siquiera la sombra servirá de bálsamo ante las altas temperaturas que se esperan.