Entre el 7 y el 9 de septiembre tuvo lugar en Ciudad Real el XVII Congreso de Geografía Rural de España, con destacada participación de un buen número de geógrafos de diversas partes de España y también de Portugal o Túnez. Me gustaría destacar una organización ejemplar, que supo torear los cerca de 40 ºC de los primeros días del congreso, que nos trató muy bien, y que, sobre todo, nos enseñó iniciativas muy interesantes y variopintas de esa enorme provincia que es Ciudad Real, desde la explotación turística de las minas de Almadén, hasta iniciativas ligadas al productivismo clásico en el aceite y el vino, más cuantitativistas, y otras postproductivistas, más centradas en la calidad, en esos mismos sectores, demostrando que unas y otras pueden coexistir con ventajas e inconvenientes. En las sesiones de comunicaciones paralelas, concretamente en la que yo participé junto a María Hernández, hicimos una valoración de las políticas de la PAC (Política Agraria Común) en el pasado y en el momento actual. Confrontamos las diversas formas de entender la aplicación de estas políticas, desde las más ligadas al profesional intensivo en ciertos sectores de Murcia y Castilla-León hasta aquellas, como las que se pueden defender como única realidad posible, en la agricultura a título parcial extensiva con alto valor no económico pero sí ambiental y paisajístico en la Montaña de Alicante. Como siempre yo no niego el derecho a otras realidades a defender su modelo, pero sí pido el derecho a que me dejen defender el mío como único posible, en una redefinición del agricultor profesional que relega cada vez más a estos territorios. Las posturas quedaron claras y el debate fue interesante, como muestran las comunicaciones presentadas. Cabe agradecer la presencia de "primeros espadas" en estos congresos, que han ido quedando relegados, no sé muy bien por qué, en su reconocimiento académico. Siempre que uno va a estos congresos le recuerdan que no sirven para nada desde un punto de vista utilitario y curricular, pero sigo creyendo en que es necesario que existan estos intercambios de ideas. A la semana siguiente colaboré, un día que conseguí liberar de mis ocupaciones principales, con mis padres, de más de 80 años, en la recogida de la almendra y recuperé mi propia ruralidad, ésa que algunos niegan y no entienden desde otros modelos productivos.