El pasado 30 de septiembre la Confederación Hidrográfica del Júcar publicó su informe de seguimiento de indicadores de sequía. El mapa que por colores que resumía dicho informe mostraba gran parte del territorio de la Confederación en un tranquilizador color verde, para las cuencas del Júcar y Millares, pero analizando los datos la realidad hidrológica, pluviométrica y ambiental de la comunidad Valenciana es bien distinta.

Existen dos caras en la misma moneda que explican por qué se puede dar una situación fuera de riesgo para el cómputo global de la Cuenca del Júcar mientras en realidad en buena parte del territorio valenciano la sequía empieza a ser desesperante para nuestros bosques y cultivos de secano, dado que ni siquiera las lluvias de estos días llegan a infiltrarse en el subsuelo. Las sequías en nuestro entorno son recurrentes, se alternan años de lluvias e inundaciones con otros donde apenas llueve, así es nuestro clima Mediterráneo, pero no tiene dos caras únicamente por esta razón, puesto que dentro de la propia demarcación hidrográfica del Júcar, dadas las peculiaridades de nuestra orografía, existe una bipolaridad entre el interior y su litoral y prelitoral. Desde 2012 no se produce un episodio de lluvias de gregal o levante que afecte de forma generalizada las comarcas del centro y sur de la comunidad y eso, en áreas donde buena parte de sus aportes de agua viene con estas situaciones, se plasma en multitud de fuentes secas, vegetación en grave estrés hídrico y pérdida de cultivos como almendros y olivos.

Mientras, en zonas del interior de la mitad norte, la situación se ajusta mucho más a la normalidad y así lo muestran los índices publicados por la CHJ. Esos índices, basados en el nivel de ríos, pantanos y aguas subterráneas, además de la pluviometría, muestran cómo el curso valenciano del Júcar junto con el Serpis, Vinalopó y las cuencas de la Marina Alta y Baixa, se encuentran entre la prealerta y la emergencia, incluso con valores de la reserva de aguas subterráneas en niveles alarmantemente bajos. Para ponernos en contexto con el resto del país se ha consultado el índice de precipitación estandarizado (SPI), que publica la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), comprobando que para los últimos tres años la zona en cuestión es la de mayor déficit de lluvias de la península Ibérica.

Así pues, aunque en un primer vistazo el análisis de la situación por parte de la CHJ pudiera parecer no tan alarmante, puesto que la situación en el interior no es seca, lo cierto es que la pertinaz ausencia de lluvias de procedencia mediterránea va camino de trascender de forma aún más directa a la población de comarcas del centro y sur de la Comunitat.