Jóvenes náufragos laborales españoles, son obligados a emigrar sin subterfugios en pos de tierras de viable supervivencia. En la legendaria Cumbre del Milenio del año dos mil (J.M. Aznar gobernaba en España), de países integrantes de Naciones Unidas y, en Asamblea General del año dos mil ocho, (Rodríguez Zapatero como presidente); se comprometieron a "erradicar la pobreza extrema y a reducir a la mitad, para el dos mil quince, el porcentaje de habitantes del planeta con ingresos inferiores a un dólar diario (0,9573 euros actualmente) y el de las personas que padecen hambre". El plazo se fechó hasta el dos mil diecisiete. Estamos en los umbrales de dicho año (M. Rajoy como presidente) y, antes que solventar el problema este se ha agravado. ¿Qué hay de lo pactado con tanta alharaca? Bisoñas generaciones patrias deben exiliarse a fin de cumplimentar sus requisitos vitales; en dicho contingente no faltan científicos y científicas que desembarcan en sociedades donde si valoran sus capacidades y les ofrecen medios para la investigación. Historias desalentadoras se reviven, como la de Marie Sklodowska Curie que, con exiguo equipaje decidió lanzarse a la incertidumbre de un viaje a Paris (1891). París le ofrecería alguna esperanza de trabajo, al contrario que Varsovia de la que huyó desmoralizada; viajando sentada en su silla plegable durante un agotador periplo en tren mientras acariciaba esperanzas y ansias; las mismas que abrigan nuestra juventud errante; mientras que para otros y otras es inviable dicha trashumancia viéndose abocados a trabajos precarios de insegura permanencia. Imposible conseguir antigüedad, utópica la especialización, ilusoria la esperanza de independencia económica mediante la que proyectar un hogar, una familia y así, con amargura se doblegan al empleo en sectores ajenos a su formación por temporadas tan reducidas como un mes o un fin de semana. Pasa un año, dos, tres. Para entonces, lo aprendido se torna obsoleto y cumplida la treintena ven que aquellos estudios por los que lucharon son historia a la par que cabalgan en el tiovivo del azar. "El que se va fuera, hoy en día, muestra amplitud de miras" manifestó, chuleta en mano, siendo arropado por el asentimiento de su entorno político, el actual ministro de Asunto Exteriores el jerezano A. Dasí.

Desarbolar la economía e impedir su floración futura, es pobre ganancia para las arcas nacionales. Abandonar las raíces por necesidad es muy duro. Enfermeros, diseñadores, músicos, ingenieros de caminos, matemáticos, actores, deportistas, trabajadores de toda índole hacen el hatillo y no todos, ni todas consiguen trabajo en sociedades afines. Sobreviven mimetizándose con el entorno. Idioma, religión, costumbres, principios. "Muchas veces dudaba sobre si marcharse o no. Se decía que para qué irse a un país extranjero donde su vida iba a ser más complicada. Y hasta se cuestionaba si valía la pena seguir con su propia carrera". ( Greta Garbo". G.D.A. Ediciones. "Personajes del siglo XX"). Tras el éxodo, sueñan con volver a casa si tener que renunciar a ser lo que son. La esfera gubernamental decidió dejar fuera de su proyecto de poder a los jóvenes y, llegada la hora, se han tenido que marchar. No por aventura. No por espíritu cosmopolita. No por "amplitud de miras"; si no por sobrevivir.

En las películas del oeste americano, los vaqueros mantienen unida la manada como prioridad. En círculos eclesiástico, el rebaño es el objetivo del apostolado. Hasta en los laboratorios se propicia la fusión de elementos. Cuando alguna especie abandona a sus crías está abocada a la extinción. En el ser humano, psicológicamente, el desapego de los propios hiere tan profundamente al individuo que huye buscando refugio en lares donde se le considere. "Albert Einstein nació en Ulm (Alemania). A la edad de quince años abandonó Munich, para unirse a su familia en Milán, donde su padre y su tío habían trasladado la empresa electrónica familiar". En 1895 llegaba a Zurich para estudiar enamorándose de la tierra de acogida. Pidió la nacionalidad suiza. Cuando se le concedió el Premio Nobel, "los gobiernos suizo y alemán se disputaron el honor"; ("Albert Einstein. Cartas a Mileva". Oscar Mondadori).

España se aboca a ser un paraíso para españoles retirados que, como jubilados de otros países, retornaran a sus amadas raíces, arrancadas de cuajo, mientras el Estado se queda con un tanto significativo de la pensión mundial domiciliada.

Hijos, hijas, sobrinas, sobrinos, nietos y nietas, con lágrimas en los ojos y el corazón en un puño, se lanzan al destierro profesional ante el inmovilismo. No es amplitud de miras, ni aventura. Es pobreza, es censura, es miedo, es sobrevivir lo que motiva el destierro.