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El PP ante un cambio de modelo

Escribir sobre trincheras enfrentadas políticamente y hacer un análisis

objetivo no resulta siempre sencillo. Pero una cosa está clara: meses después de la decisión bendecida por Isabel Bonig de constituir una gestora en el PP de la ciudad de Valencia los conflictos siguen latentes y sin viso de fácil solución.

En el fondo chocan dos planteamientos. Los concejales del PP en el Ayuntamiento de Valencia, con Alfonso Novo a la cabeza, se formaron en un partido donde Rita Barberá era todo, y sobre ella giraba la política municipal. Daba igual que el presidente regional fuera Eduardo Zaplana, Francisco Camps o Alberto Fabra: el grupo quedaba al margen de influencias de la estructura regional o provincial.

La apuesta política estaba basada en el liderazgo y carisma de una sola persona, que además era intocable, pues aportaba uno de cada cinco votos del PP en la Comunidad. La muerte de Barberá acabó por romper ese modelo posibilitando uno nuevo.

Bonig lo tuvo claro desde el principio: cuando los concejales y un buen número de asesores fueron imputados, designó a un hombre de su confianza, Luis Santamaría, presidente de la gestora de la capital. Pero el cambio no iba a resultar fácil. Los que están no desean irse por las buenas, a pesar de su situación judicial. En su descargo esgrimen años de trabajo dedicados al PP y cuestionan las líneas rojas establecidas. Por su parte, el equipo de Santamaría apela a la necesaria regeneración.

La gestora provincial designada el pasado junio también fue un intento por abrir una nueva etapa. Esa decisión, más allá de dejar en la cuneta a Vicente Betoret, supuso un revés para el núcleo duro de los concejales de Valencia, que contaban con su apoyo. Tal y como está la situación, lo más probable es que se busque una salida digna para los afectados. Es posible que alguna ya se esté pactando al margen de Novo y su grupo de fieles.

Pero la realidad hoy es que la gestora, que no cuenta con el apoyo del grupo municipal, está teniendo que volcarse en hacer política partiendo de cero. La situación es esperpéntica. Los nuevos tienen que esforzarse en el análisis y campaña de barrio para ir introduciéndose paulatinamente en la ciudad y tratar de reorganizar los distritos, sin saber si quiera si será posible. Quién lo iba a decir de una organización que lo tuvo todo hasta hace cuatro días. Y mientras el incendio continúa, sigue enfriándose la posibilidad de un cambio en la ciudad.

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