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Sobre el crimen

Las manifestaciones recientes sobre hechos delictivos por parte de una gran parte de la población constituyen una novedad en la España actual. Sin embargo, me gustaría señalar algunas cuestiones que considero relevantes en este sentido. Todas ellas son el resultado de movimientos políticos que entorpecen la independencia judicial, dando origen a un conjunto de programas televisivos y de prensa que tiene un propósito amarillista; además, buscan una rentabilidad política que en ocasiones nos hace dudar de la capacidad de nuestro país para lograr esa independencia entre los poderes legislativos y judiciales tan necesarios en las democracias sanas: los ministros de justicia no deben estar en contra de las decisiones judiciales. La proliferación de «opinólogos» y «todólogos» en los diferentes espacios de televisión, con comentarios e informaciones poco precisas y alejadas del conocimiento de la Criminología corren el riesgo de endurecer el código penal más estricto y retributivo de Europa, debido a que se debería tener en cuenta que la Criminología ni está a favor de la pena permanente revisable (algunos criminólogos lo están a título personal), sobre todo porque si no es posible la rehabilitación del delincuente en las circunstancias actuales por la escasez de medios en las prisiones españolas, mucho menos lo será en internamientos largos para los que no hay previsto una dotación adecuada y unos medios que se ocupen de tales internos.

Por otro lado, el aumento de penas es una cuestión que no supone una reducción de las conductas delictivas, ya que el delincuente no se plantea a la hora de delinquir si la pena es de 10 o 12 años. Sus motivaciones tienen el efecto de alcanzar un beneficio cierto por encima de aquello que la prevención general en el Derecho espera de los ciudadanos. Por tanto, aumentar las penas no supone ninguna solución al problema de la delincuencia: solamente la prevención en aquellos contextos más cercanos al individuo como la familia, la escuela, los medios de comunicación, las redes sociales y las políticas sociales del gobierno para proporcionar oportunidades a los más jóvenes para incorporarse al mercado laboral.

Por consiguiente, las sentencias tan mediáticas como las de la manada y otras similares deben ceñirse a Derecho y en este caso no se ha revictimizado a la adolescente de 18 años. Sólo se ha manisfestado una decisión judicial que tres magistrados han considerado que era abuso y no agresión ni violación. Es muy importante que el pueblo se manifieste, pero también es importante que se respete la independencia judicial, y en el caso de la manada no hubo ni violencia ni intimidación según el tribunal; si consideró el consentimiento y el prevalimiento. Por esta razón, debemos ser muy cautos cuando movilizamos a las turbas humanas en contra de determinadas sentencias sin ser conocedores del Derecho como disciplina y de la Criminología como ciencia.

En definitiva, si fue agresión o abuso, es algo que debe determinar un tribunal, no la calle, la cual tiene varios recursos para poder conocer si sus quejas son reales y por tanto protestar y recurrir. España es un país donde las mujeres están bien protegidas y su libertad sexual bien regulada y por tanto puede ejercer su actividad sexual de forma libre, pero no estamos preparados para esta supuesta libertad sexual, pues somos demasiado hipócritas y moralistas, y esta situación impide que aceptemos decisiones judiciales que en otro país no hubieran estado rodeadas de tanta polémica.

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