urante las próximas jornadas buena parte de la Península se verá afectada por la primera ola de calor del verano, que en esta ocasión ha sido más tardía que en años anteriores. En lo que llevamos de verano, las temperaturas han estado contenidas en aquellas zonas que suelen ser las más cálidas por estas fechas, que vienen a ser el sur de Extremadura, valle del Guadalquivir y algunas hoyas en las provincias de Jaén y Granada. Además, durante las últimas semanas han sido noticia las fuertes tormentas del norte, mientras que no ha habido ni rastro de las típicas imágenes con los termómetros callejeros de Sevilla o Córdoba como protagonistas.

La sensación es que en España no ha hecho calor porque las capitales del valle del Guadalquivir no han alcanzado los 40ºC, y en los medios de comunicación se tiende a generalizar que en el resto del país ha sucedido lo mismo, cuando por ejemplo en algunas localidades del Mediterráneo no hemos bajado de los 20ºC (noches tropicales) en todo el mes de julio, o cuando nos han afectado diversas irrupciones de polvo en suspensión.

Sin olvidar que en el valle del Ebro y en el este y sureste peninsular ya hemos superado los 40ºC durante los últimos días. Situaciones que abrirían informativos de haberse producido en otras zonas del interior o sur del país. No sólo pasa con el calor, recordemos las famosas lluvias generales asociadas a los frentes de poniente, cuando en el litoral mediterráneo vamos en manga corta y con días estupendos para ir a la playa.

Generalizar en este tipo de situaciones es un error, en España se van sucediendo los climas y los paisajes gracias a su singularidad geográfica, y salvo en eventos asociados a anticiclones térmicos (calmas) y poco más, siempre vamos a tener grandes contrastes en lo que respecto a la meteorología dentro de nuestras fronteras. Y esto es algo en lo que se debe insistir, ya que siempre se cae en el mismo error una y otra vez.