El pasado 28 de enero, el exdelegado de Gobierno en la Comunidad Valenciana, Juan Carlos Moragues, en un artículo publicado en este mismo periódico, se despachaba con la inauguración reciente del trayecto AVE Castelló-Madrid, elevando a la ciudad de La Plana en la élite de ciudades conectadas a la alta velocidad. Pero no es cierto. La ejecución del tercer hilo en una de las vías que conectan València con Castelló, como solución elegida por la entonces ministra de Fomento, Ana Pastor, para dotar a las vías de ancho europeo y lograr así que el AVE llegara a Castelló, se adoptó en contra del criterio de los servicios técnicos del Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif), ya que no era adecuado meter en el tercer carril de ancho internacional los trenes de alta velocidad por el núcleo de Cercanías, pues por esas vías pasan también los trenes regionales, los de largo recorrido (Euromed) y los de mercancías.

Después de un retraso de más de dos años en las obras que han repercutido negativamente en la circulación de trenes de la red convencional, y en las inconmensurables molestias a cientos de miles de usuarios y usuarias, el resultado final es que las vías no permiten superar los 160 km/h a los trenes AVE (¿?), y provoca más retrasos a los trenes regionales, de larga distancia y cercanías. La broma nos va a costar 356 millones de euros, ya que han decidido construir un cuarto hilo a la otra vía del trayecto, y de nuevo las molestias a los usuarios que han perdido desde este verano su conectividad habitual. Independientemente del coste de 1.170 millones de euros de la ejecución de una plataforma independiente de ancho internacional, esta vez sí de alta aelocidad, entre València y Castelló a partir de 2019. ¿No habría sido más rápido y económico apostar desde el principio por esta doble plataforma?

No es éste el único problema que se plantea al nuevo ministro de Fomento, José Luis Ábalos. En el corredor ferroviario del Mediterráneo la conexión sur de Cataluña con la Comunitat Valenciana, Murcia o Andalucía sigue sin tener fecha de cierre como consecuencia de la indefinición en los plazos y soluciones técnicas desde el sur a la frontera francesa. No se vislumbra conexión entre Castelló y Vandellós, clave para cerrar la conexión del mediterráneo en España, que concentra el 60 % de las exportaciones hacia la Unión Europea, el mismo porcentaje de actividad industrial y casi el 50 % del PIB y la población española. Es decir, sin esta parte del trazado, Cataluña sigue sin estar conectada con las autonomías del sureste, que quedan descolgadas en la conexión ferroviaria internacional de Europa.

Nos parece esperanzador el cambio de rumbo que va a tomar Fomento respecto a la conflictividad social de la conexión del AVE en la ciudad de Murcia. Tiene mucho trabajo el nuevo Gobierno con motivo de una herencia diabólica, de una red de transporte ferroviario incoherente y desequilibrado territorialmente, de una red de carreteras y autopistas fallido. De la misma forma que el movimiento vecinal seguirá fiscalizando las obras del Corredor Mediterráneo allí donde estén, con la fuerza que podamos tener y junto a nuestras administraciones públicas, no vamos a olvidar ni las pésimas condiciones de conexión de Extremadura, ni Castilla-La Mancha, ni el Corredor Cantábrico/Mediterráneo, vital para seis comunidades autónomas. En cualquier caso, queremos que el Gobierno central abandone la clave radial y apueste claramente por las conexiones entre territorios periféricos. Nuestro concepto de transporte es de vertebrar territorios, de conectividad entre poblaciones y que el Tribunal Europeo no acuse a nuestro país de mucho gasto en dudosas inversiones «políticas».