La salida de Carolina Punset de Ciudadanos después de varios meses de desavenencias con la dirección se presenta como lógica si se tiene en cuenta el viraje ideológico que comenzó a producirse en este partido desde el momento en que las perspectivas electorales de la formación dirigida con mano de hierro por Albert Rivera y su equipo de colaboradores más cercanos aumentaron a medida que lo hizo su repercusión mediática a nivel nacional. A estos desencuentros públicos, de carácter ideológico, hay que sumar otros de ámbito privado que damos por seguro se han producido y que de momento desconocemos.

Ciudadanos se reivindicó desde el principio como un partido de corte socialdemócrata, tal como aparecía recogido en sus estatutos fundacionales, aspecto que se fue modificando a medida que su número de votantes crecía y que culminó hace poco más de un año cuando cambió esta característica por la de liberal, sin que hubiese una explicación clara del porqué de este cambio por parte de ninguna de las personas que compone la dirección de Ciudadanos, así como con la desaparición del carácter plenamente progresista que destilaba Albert Rivera en sus primeras entrevistas en medios de comunicación de alcance estatal en los años en que su ámbito de actuación se circunscribía a Cataluña.

Cuando en un momento posterior Ciudadanos entendió que su única manera de crecer a nivel estatal era arrebatando votos al Partido Popular emprendió ese giro a la derecha que le hizo abrazar el liberalismo económico y el conservadurismo social sin que tampoco haya sido debidamente explicado. De entre los varios motivos que ha esgrimido Carolina Punset para abandonar de manera definitiva la formación naranja destacan dos sobre todos los demás. En primer lugar, el alejamiento de Ciudadanos de su primigenia inspiración feminista que supuso presentar la igualdad de género como un objetivo a conseguir a corto plazo y, en segundo lugar, la posición de hierro frente a los partidos independentistas catalanes que elimina cualquier posibilidad de diálogo que supusiese, con el paso del tiempo, una disminución de la fiebre independentista que afecta, sobre todo, a la generación más joven catalana en beneficio de la imprescindible unión física y sociológica que debe mantener a Cataluña como parte del Estado español.

Ha optado Ciudadanos por hacer una oposición dura basada en la confrontación muy parecida a la practicada por el PP creyendo con ello que seguirá pescando votos en el caladero de la derecha española, asumiendo el riesgo que supone ser visto por los votantes de centro derecha como un partido muy similar al Partido Popular y, por tanto, prescindible en un momento dado,es decir, como ya pasó con el partido de Rosa Díez UPyD.

En la dura carta que la eurodiputada Punset ha enviado a la dirección de su partido concede vital importancia a la falta de democracia interna en Ciudadanos, basado en una estructura piramidal que, por lo que se ve, castiga la libre expresión de ideas que resulta imprescindible para enriquecer la cultura democrática de un partido.