Es creencia generalizada que el verano ofrece la mejor época del año para observar el firmamento, pero eso sólo es cierto en parte. El cielo de invierno es extraordinario, porque ahora son visibles algunas de las constelaciones más espectaculares, como Orion. Por otra parte, pese a que el frío puede ser un condicionante para mucha gente, la realidad es que si lo planificamos bien no constituye un problema, ya que estamos en las fechas con las noches más largas del año, por lo que la observación es factible antes de la hora de la cena. Recordemos que el solsticio se producirá este viernes, día 21, y la larga noche invernal, en contra de lo que pueda pensarse, es una buena oportunidad para iniciarse en la observación del cielo, por la sencilla razón de que ya ha oscurecido al final de la tarde y, en la práctica, disponemos de varias horas para recrearnos en el cielo nocturno antes de la medianoche. Entre las 19 y las 22 horas ya tenemos oscuridad total y el frío todavía no aprieta, por lo que bien equipados disponemos de un rato excelente para echar un vistazo a los astros que deslumbran por encima de nuestras cabezas. En cambio, en verano, eso es más complicado, puesto que a pesar de la ventaja de que la madrugada es más cálida, en España no oscurece del todo hasta poco antes de la medianoche. Esta semana previa a la navidad, en cambio, al principio de la noche tenemos la Luna al alcance de la mano y Orion «amaneciendo» por el horizonte este, mientras que otras constelaciones notables como Cassiopeia andan por las alturas de la bóveda celeste. Marte, tras una oposición espectacular el pasado verano, aún es visible con su bella su tonalidad rojiza hacia el suroeste, y tenemos como invitado al cometa Wirtanen, visible a simple vista desde zonas alejadas de las ciudades. No es un cometa espectacular, ya que apenas ha desarrollado cola y su aspecto es menos sugestivo que el que ofrecieron hace décadas el Halley, el Hyakutake y el Hale-Bopp, pero su brillo invita a buscarlo con unos prismáticos. En su movimiento aparente en el cielo va camino de Capella, la estrella más brillante de la constelación de Auriga, que nos puede servir de referencia. El rápido anochecer invernal brinda, pues, una excelente oportunidad para la observación del cielo. Pero no olvidemos tampoco que estas noches del solsticio el astro más deslumbrante, después de la Luna, es Venus, nuestro planeta vecino, popularmente conocido como Lucero del Alba, extraordinariamente brillante, aunque para deleitarnos con él tendremos que usar el despertador, ya que ahora sólo es visible al final de la madrugada sobre el horizonte este.